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Los deportistas de montaña tienden a ser responsables y no dejar huella de su basura en la naturaleza, pero podemos ir un paso más allá. Aquí algunos consejos para preparar tu mochila sin productos que generan basura desechable ni plásticos.
Por: Blog de Escalada.
Desde que empacamos la mochila, ya sea previo a realizar un viaje o incluso estando al aire libre, el uso de plástico es constante. Los plásticos están presentes en envases para almacenar alimentos, líquidos, zapatos, en la bolsa para guardar la ropa sucia, etc. El plástico es omnipresente en la civilización actual.
La comunidad de senderistas y montañistas fue de las primeras en comprender que es necesario reducir el uso de plásticos y, afortunadamente, está siendo también de las primeras en adoptar prácticas sustentables. Pero, aunque no dejemos huella de nuestra basura en los ambientes naturales que visitamos, ¿qué pasa con nuestros desperdicios una vez que regresamos a casa?
No hay duda de que las actividades al aire libre ofrecen aislamiento, un buen tiempo lejos del estrés del trabajo y el hogar, y una experiencia única en la naturaleza. Sin embargo, hay un elemento en la actividad que es incongruente con su conjunto de valores: la generación de basura. Todo eso, si bien lo traemos de vuelta para tirar en el bote de la casa, inevitablemente irá a los vertederos y, en muchos casos, a los ríos, cuencas y mares.
Preocuparse por el uso de plásticos no radica únicamente en tirar la basura en un depósito, sino también en reducir considerablemente los plásticos que utilizamos y que, en muchos casos, pueden ser reemplazados por objetos de materiales menos contaminantes, reutilizables, duraderos y/o reciclables.
Consejo 1: Compara tus hábitos en el cerro con los del hogar
En comparación con los hábitos en casa, las actividades al aire libre pueden generar una increíble cantidad de basura. Esta es una realidad que debemos resolver. Paquetes de barras energéticas, granola y cereales, comidas deshidratadas, paquetes de café y geles energéticos: casi siempre son productos envasados en plástico. El mismo plástico que, aunque fue utilizado por apenas horas o días, llegará a un vertedero donde pasará miles de años antes de pueda descomponerse.
Para reducir realmente el uso de plásticos, también es necesario optar por embalajes de nuestros alimentos que no sean de este material. Es un hecho urgente que se debe reducir el consumo de plástico en el mundo, especialmente los de un solo uso, como los empaques.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, los EE.UU. producen unos 32 millones de toneladas de residuos plásticos en un año, y solo alrededor del nueve por ciento se recupera para su reciclaje. Esto significa que la mayoría de los plásticos acaban en los basureros, aunque a veces nunca llegan a ese destino: el plástico, como decíamos, tiene tendencia a terminar en las vías fluviales locales y en nuestros océanos.
Un tercio de los residuos domésticos está compuesto por envases, pero en la montaña solemos llevar mucho más. Debemos saber que aproximadamente el 80% de los envases se desechan después del primer uso y como no todos estos se pueden reciclar, este volumen de desechos plásticos se desborda en los vertederos.
Así como en casa, en la montaña también podremos evitar la cuchara de plástico y utilizar una que no sea desechable, por ejemplo, al igual que vasos, platos y envolturas con las que protejamos los alimentos que llevamos.
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Consejo 2: Prepara y cocina tus propias comidas
Por mucho que no sepamos cocinar o que nos falte voluntad, debemos evitar comprar comidas preparadas. ¿Qué se entiende por “comidas preparadas”? Bocadillos y sandwiches, barras de cereal, paquetes de granola, salsas preparadas, fideos instantáneos, comida chatarra. Es decir, todo lo que nos brinda conveniencia en términos de preparación de alimentos, porque lo compramos ya listo en la “tiendita”, pero que están empaquetados y terminan creando montañas de plástico de un solo uso.
Preparar previamente nuestra propia comida para realizar una actividad o viaje en la montaña, no tiene porqué ser un inconveniente, sino solo un paso adicional. Al crear este hábito, además de evitar los envases de plástico de un solo uso, también llevarás contigo comida que costará menos y, probablemente, sean mejores para el rendimiento y la salud que las comidas deshidratadas e industrializadas.
Los alimentos no necesariamente deben deshidratarse, también pueden fermentarse. La fermentación siempre se ha utilizado para conservar los alimentos. En la revista Climbing Blog, hay un artículo sobre cuáles son los alimentos fermentados ideales para las actividades de montaña. Al llevarlos en un recipiente hermético y reutilizable, la cantidad de plástico generado disminuye drásticamente. Puede parecer imperceptible, pero si todos nos sumamos al hábito, el volumen de plástico disminuirá de forma importante.
Otra opción es preparar nuestras propias barras energéticas. El proceso es realmente sencillo y permite elegir exactamente lo que deseamos. La mayoría de las barras que encontramos en los supermercados tienen mucha azúcar (carbohidrato simple) y no siempre tienen los ingredientes que podemos preferir y aprovechar mejor en la actividad, como semillas enteras, coco o chocolate real.
Por lo tanto, preparar una barra de granola requiere solo un puñado de ingredientes (semillas, nueces, avena, frutos secos, lo ideal es comprarlos a granel, sin bolsa de plástico; con un poco de miel local) y un horno. Rápidamente tienes una merienda de viaje lista para llevar, que se puede almacenar en un recipiente hermético y reutilizable.
Consejo 3: Envases reutilizables
Olvidemos los empaques y utilicemos envases reutilizables. En la mayoría de las tiendas hay dos opciones básicas de almacenamiento: “Tupperware” (o similares) o bolsas tipo Ziplock reutilizables. Sí, son de plástico, pero no son de un solo uso. Incluso las hay especiales para la práctica de los deportes de montaña.
Además de estos productos, actualmente hay una pequeña novedad: la silicona. Este material es menos contaminante que el plástico, se puede usar ampliamente y tiene una tolerancia al calor considerable, lo que permite su uso para una comida de montaña.
Otra opción son los contenedores hechos de bambú procesado, que suele ser más ecológico y puede encontrarse por internet o en tiendas naturistas. El material no es más que bambú finamente molido, que se mezcla con almidón y resina como aglutinante. Incluso después de un uso intensivo, cuando se deshecha, se desintegra mucho más rápido que un envase de plástico.
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Consejo 4: No transportes tus líquidos en botellas PET
Las botellas de plástico PET son un estuche, pero no de monerías. Aunque son baratas, eficientes y abundantes, la fabricación de estas botellas produce sustancias tóxicas, además de pueden tardar cientos de años en degradarse. Así, puede ser engañoso creer que reutilizar con cuidado la misma botella de plástico puede ser sustentable. Lo mejor es no utilizar PET (Tereftalato de Polietileno) en absoluto.
Para producir una botella de plástico PET de un litro hacen falta ¼ de litro de petróleo y 3 litros de agua. Actualmente se utilizan más de 6 billones de litros de petróleo y 75 billones de litros de agua para producir botellas que, finalmente, se tiran a la basura, afirma Flaska.
Si el objetivo es reducir la cantidad de plástico en el mundo, ¿por qué insistir en usar PET? Por lo tanto, un mochilero experto, o incluso una persona que realiza actividades al aire libre, también debe evitar estas botellas.
¿Cuál es la solución entonces? La solución es usar botellas adecuadas para almacenar agua y líquidos. Las botellas de trekking, en su mayoría de aluminio o policarbonato, son ideales para esto, no sólo porque no guardan el sabor ni el olor, sino porque están diseñadas para ser transportadas en mochilas. Este tipo de botellas tienen larga vida. Los principales fabricantes son Nalgene o Camelback -aunque hay muchos más, incluso locales-, y son ideales porque disminuyen la cantidad de plástico que crea nuestra actividad.
Un año tiene 52 fines de semana, si cada uno de esos fines de semana que salimos a la montaña compramos una botella PET de 1.5l, con un precio promedio de $15, estamos gastando $780 al año (sin contar las que compramos a lo largo de la semana). El precio de una botella no PET (sin bpa) ronda los $250 y tiene una vida promedio de 5 a 10 años. Es decir, te ahorras más de $500 por año y más de 300 botellas desechables en cinco años (que para su producción, se habrían necesitado 900l. de agua). ¿Necesitamos más razones?
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