Un viaje con Limpia tu Mar revela la dura realidad de la contaminación marina y nuestra responsabilidad compartida. Por: Luca Benedetti
Una reflexión de Luca Benedetti, colaborador de Freeman, surfer, fotógrafo y activista ambiental.
Salimos temprano de la Marina de los Peines con Rigo de Limpia tu Mar. La misión era buscar esas manchas de basura que las corrientes acumulan en la bahía. No siempre es tarea fácil debido a los cambios de corrientes, la extensión de la bahía y, sobre todo, el punto de vista desde la lancha, que no siempre favorece la localización de residuos en el mar.
Durante el recorrido, llegamos a Los Arcos, una zona muy famosa para el buceo, el kayak y muy concurrida por los tours en lancha que los operadores ofrecen. Sin duda, un lugar espectacular, hasta que rodeando uno de los islotes nos encontramos con una escena que nos rompió el corazón a todos. Un pelícano, ya muerto, enredado en una línea de pesca que colgaba de un árbol. Un mensaje claro y contundente, un espectáculo imposible de ignorar y que posiblemente necesitábamos ver. Una metáfora en muchos sentidos de nuestra relación con el medio ambiente. Algo tan delgado y transparente, casi imperceptible y tan común como una línea de pesca puede afectar no solo a los peces sino también a las aves. Por otro lado, y de manera más figurativa, como la supervivencia de las especies literalmente cuelga de un hilo, un sutil hilo de plástico que la especie humana controla (o no).
Es importante reflexionar sobre el impacto que tenemos, sin generalizar, sin acusar antes de haber vuelto a mirar hacia adentro. Todos tenemos un impacto, mayor o menor, y por ende todos tenemos la responsabilidad de remediar ese impacto. Con el corazón roto por este espectáculo, seguimos en la búsqueda de basura en el mar. En el camino nos encontramos con ballenas, mantarrayas, tortugas, serpientes marinas y, finalmente, con muchísima basura.
La contaminación de los océanos es un problema global alarmante. Según un informe de la Fundación Ellen MacArthur, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar, si no cambiamos nuestros hábitos de consumo. Los desechos plásticos no solo afectan a la fauna marina sino que también contaminan los recursos pesqueros, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen del mar para su sustento.
Los seres humanos impactamos el ecosistema marino de diversas maneras, a menudo sin darnos cuenta. Desde los microplásticos que llegan a los océanos a través de productos de uso diario, hasta las redes de pesca abandonadas, cada acción tiene una consecuencia. Según el Dr. Marcus Eriksen, cofundador del 5 Gyres Institute, “cada año, ocho millones de toneladas de plástico entran en nuestros océanos, afectando a más de 700 especies marinas”.
Cambiar nuestros hábitos de consumo puede tener un impacto significativo en la salud de los océanos. Reducir el uso de plásticos de un solo uso, optar por productos sostenibles y participar en limpiezas de playas son acciones que todos podemos tomar para contribuir a la salvaguarda de las especies marinas.
La contaminación también afecta gravemente a los recursos pesqueros. Las especies marinas no solo ingieren plásticos, sino que también pueden verse atrapadas en desechos, lo que reduce sus poblaciones y afecta la cadena alimentaria. Esto tiene repercusiones directas en la industria pesquera, una fuente vital de alimento y empleo a nivel global.
La Dra. Sylvia Earle, oceanógrafa y exploradora, afirma: “Sin un océano saludable, no hay vida saludable. Todo lo que hacemos al océano, nos lo hacemos a nosotros mismos”. Su llamado a la acción es claro: debemos proteger nuestros océanos para asegurar un futuro sostenible para todas las especies, incluyéndonos a nosotros mismos.
Al finalizar la jornada, con el corazón pesado pero con una renovada determinación, comprendimos la magnitud de nuestra misión: no solo limpiar el mar, sino también cambiar la manera en que vivimos y consumimos para proteger nuestro planeta y todas las formas de vida que dependen de él.