Tirar o abandonar desechos orgánicos en la montaña no es buena idea y genera un impacto ambiental. Conoce tres razones por las cuales no hay que hacerlo.
La mayoría de los amantes de actividades al aire libre está consciente de que nuestro paso por la montaña y la naturaleza ha de generar el menor impacto posible: no dejar huella, no sólo respetando los senderos, así como la fauna y flora de lugar, sino también trayendo de vuelta a casa la basura que generamos, como las latas, plásticos y aluminio, pero incluso hasta la cinta para los dedos que usan, por ejemplo, los escaladores.
Sin embargo, no sucede lo mismo con los desechos biodegradables. El término “biodegradable” significa que una sustancia puede ser degradada por acción biológica, es decir, bajo condiciones ambientales naturales. El problema, sin embargo, es cuánto tiempo tarda en desaparecer de la naturaleza. Entonces, nos preguntamos, ¿es bueno tirar o abandonar la basura orgánica y biodegradable en la montaña? Aquí hay tres razones que explican por qué no es buena idea.
Contaminación ambiental
Cada uno de los deshechos orgánicos tiene un tiempo de descomposición diferente y, para que éstos puedan convertirse en abono, requieren de condiciones especiales de humedad, presión, temperatura, presencia biológica, óptimas para que ese residuo pueda ser reutilizado por la naturaleza (humus o abono).
Pero eso no es todo, aunque los deshechos orgánicos, como la cáscara del plátano o el corazón de una manzana, se descomponen más rápido que una lata, sí causan impacto en el medio ambiente. ¿Cómo?, cambiando el estado del suelo. Es decir, cada especie de plantas crece en un suelo determinado (por sus nutrientes y condiciones de humedad). Por ejemplo, las orquídeas nacen en suelos carentes de nutrientes; al arrojar desechos biodegradables a la tierra cambiamos tanto su PH como el nivel de nutrientes, impactando en el ritmo de crecimiento de dicha planta.
Asimismo, los restos de comida, cáscaras y huesos de fruta que abandonamos, tienen efectos contaminantes en el aire cuando se pudren o descomponen, ya que desprenden gases tipo invernadero, que evidentemente afectan a la fauna y flora del ecosistema.
Respecto a las heces humanas, hay más de 100 bacterias, protozoarios y virus que se encuentran en ellas y que pueden causar y propagar enfermedades en otros animales, por ello es importante enterrarlas profundamente y el papel higiénico guardarlo en una bolsa de plástico y traerlo de vuelta para tirarlo en un lugar indicado.
Secuestra a la vida silvestre de su estado natural: salvaje
Al tirar o abandonar basura orgánica en el monte otros animales se acercan a alimentarse de estos deshechos, sin embargo, uno de los impactos que genera es que la vida silvestre pierde su estado salvaje (independiente), afectando su comportamiento natural. Esto genera un desequilibrio en la cadena animal, favoreciendo a aquéllas especies que tienden a comer “lo que sea” (zorro), frente a otros animales que son más selectivos (liebre) y, por ende, aumentamos la presencia y una ventaja competitiva de los primeros sobre los segundos.
Además, esto interrumpe el ciclo migratorio de ciertas especies, como las aves, quienes no siguen su camino con el cambio de estación al encontrar comida suficiente para sobrevivir en el mismo lugar. Por ello, es importante no enterrar ni dejar ningún alimento o resto de comida.
Contaminación visual
Si cada una de las personas que visitan una zona de escalada, un sendero, un mirador o la cima de una montaña deja las cáscaras de naranja, plátano o papel, el sitio se convierte en un basurero. Sí, los deshechos terminarán desintegrándose, sin embargo, si cada vez somos más los que pasamos por el mismo lugar, el tiempo de descomposición será mayor que la cantidad de basura abandonada y el lugar será lo más parecido a un basurero.
Y peor aún con el papel de baño. Todos aquellos que hayan frecuentado alguna montaña habrán notado que los visitantes solemos elegir los mismos sitios para ir al baño. Y, ¿cómo es que nos damos cuenta de esto? Pues porque esos lugares están llenos de papeles de baño tirados por todos lados que sí, son biodegradables, sin embargo, su presencia hace del lugar un verdadero vertedero. El papel de baño ha de volver a casa y la mejor forma es llevar una bolsa de plástico para recogerlo. Asimismo, en la mayoría de los lugares, el entierro de las heces humanas es el método más efectivo para lograr su adecuada descomposición.
¿Te convencieron estos tres puntos? ¡Compártelos! Y si de todos modos te quedan dudas recuerda algo importante, lo mejor es no dejar huella en nuestro paso por la montaña y traer de vuelta a casa todo lo que lleves contigo será lo mejor.
Una propuesta de acción para los montañistas, por parte de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA)
En 2017, la UIAA presentó el proyecto “Everest Recycling Challenge”, con el cual propuso que los montañistas que visitaran el Everest, y posteriormente otras montañas del Himalaya, contribuyeran a bajar la basura y a separarla para, posteriormente, entregarla a familias de Nepal que se encargarían del reciclaje. Con esta acción, la UIAA busca contribuir a la creación de empleos sustentables en la zona y, evidentemente, a la limpieza de las montañas.
Toda la basura está considerada en la propuesta, de la cáscara de una fruta, al papel de baño y las latas de atún. Nada que llevemos a la montaña debe permanecer en la montaña.
Con las soluciones de administración de desechos, prevenimos que la basura sea depositada en vertederos, o que sea quemada a cielo abierto o en incineradores. Actualmente la basura se va a los vertederos o es quemada con demasiada frecuencia, contaminando el suelo y el agua, así como el aire. -UIAA
En resumen: baja todo lo que lleves y, también, baja todo lo que te encuentres y que te sea posible retirar de forma segura.
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