En la era del plástico
[dropcap size=big]H[/dropcap]a llegado el día tan esperado, ¡por fin el fin de semana! Después de estudiar, trabajar, ruletear o lo que sea que hagas durante la semana, por fin llega el fin y es día de escalar. Ya preparaste tu mochila, quedaste de verte con tus cuates para irse en banda y listo. Las manos empiezan a sudar al pensar en el proyecto que dejaste pendiente la semana pasada. Ahora sí vienes con todo y listo para encadenar. Pero antes de llegar a tu destino, la banda decide hacer una parada para comprar monchis para el resto del día. Se paran en un Oxxo a comprar agüita para hidratarse o gatorade (por aquello de los electrolitos), unas papitas, galletas o barritas de granola (para no echarle de más a la panza) y algunos chuchulucos extras. Les cobran, les ponen sus adquisiciones en una bolsita de plástico y listo, ¡estamos listos para escalar!
Cuando llegas a tu destino, te das cuenta de que hay varias botellas plásticas de tereftalato de polietileno (mejor conocido como PET, por sus siglas en inglés) tiradas, bolsas de plástico y alguna que otra basurita. Como los escaladores somos conscientes, pues tratamos que nuestra basura regrese con nosotros, ¿cierto? Algunas veces incluso tratamos de traer la basura que nos encontramos, y, al llegar a casa, como gente responsable, la tiramos en su lugar. Pero ¿alguna vez te has preguntado qué pasa con esta basura?
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, los EE.UU. producen unos 32 millones de toneladas de residuos plásticos en un año, y sólo alrededor del nueve por ciento se recupera para su reciclaje. Esto significa que la mayoría de los plásticos acaban en los basureros (a veces nunca llegan). El plástico también tiene una tendencia a terminar en las vías fluviales locales y en nuestros océanos. Seguro todos hemos visto flotar al famosísimo pez PET en los ríos en nuestras zonas de escalada, o al pez pañal cuando vamos a acapulquear.
Aunque todos nos damos cuenta de que contaminar los océanos no está padre, la realidad es que apenas empezamos a dimensionar el daño que causan los plásticos en los ecosistemas. Hace poco leí un artículo que reportaba que hay 270.000 toneladas de plástico que flotan en la superficie del océano y, de acuerdo con un reciente estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Plymouth, 700 especies marinas diferentes se ven amenazadas por su presencia. Muchos investigadores creen que el plástico es el responsable en el aumento en las tasas de extinción de las especies. Esta investigación encontró que 693 especies habían sido documentadas con restos de plástico, de las cuales casi 400 presentaban enredo e ingestión. Entre el enredo, la ingestión y el daño al ecosistema, la amenaza de los impactos de la contaminación de plástico a especies marinas, tanto grandes como pequeñas, es grandísima. La realidad es que vivimos en un sistema cerrado y todo lo que tiramos regresa. Por lo que no sería nada raro que en el pescadito que alguien coma en algún lugar del mundo aparezcan residuos de la botella de plástico que nosotros utilizamos días o meses antes.
¿Pero entonces qué podríamos hacer? La verdad es que mucho. Algunas ideas podrían ser que, en vez de parar en el OXXO y comprar agua embotellada, lleves un bote reusable tipo Nalgene o Kleen Kanteen con agüita de tu casa. Tal vez, en vez de comprar monchis puedas llevar algo de fruta o snacks caseros, ya que, además de que pueden ser más sanos (todavía tenemos dudas por aquello de los pesticidas, pero ese es otro tema), te pueden ahorrar dinero. Puedes comprarlos en el tianguis o mercado de tu colonia y así, incluso, ayudar a los productores locales. Trata de evitar el uso de bolsas plásticas a toda costa, podrías guardar en tu mochila, por ejemplo, una bolsa reutilizable (de manta o tela) y tenerla siempre a la mano por cualquier cosa. Ya si de plano mueres de hambre y no hay como llevar a cabo estos tips (aunque por ahí dicen que querer es poder), pues trata de elegir los productos con menos empaque plástico y bebidas en botellas de vidrio. El vidrio es más fácil de reciclar (pues en realidad se reutiliza, no se recicla). No será la mejor opción pero el impacto es un poco menor. En fin, la realidad es que tenemos varias opciones. Como siempre, todo se trata de informarnos, actuar y cuidar. Como siempre, nosotros seremos los más beneficiados. ¡Feliz fin de semana en la roca!
Fuentes:
http://5gyres.org/
http://www.ecolatino.com/en/node/2508
https://distrends.com/270000-toneladas-plastico-flotan-oceano/
http://www.laeducacion.us/casi-270-000-toneladas-de-plastico-flotan-en-nuestros-oceanos/
http://elpais.com/elpais/2014/12/10/ciencia/1418233815_012577.html
http://www.asoeco.org/ciencia/itemlist/tag/mundo?start=8
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