El senderismo va más allá de recorrer una vereda para llegar a un destino final. Con estos seis consejos podrás disfrutar al máximo esta práctica outdoors.
El senderismo es una de las actividades al aire libre que más se practican en el mundo. No obstante, va mucho más allá de caminar en la naturaleza. Se trata de entregarse y habitar la montaña y, por ello, cambia la forma en que vemos la vida. Pero, ¿cómo podemos sacarle el máximo beneficio? Sin duda, estos seis consejos te permitirán profundizar la experiencia.
1. Planifica tu salida
La mejor manera de disfrutar al máximo el senderismo es planificando previamente nuestro viaje, así dure unas cuantas horas, días o semanas. Se trata de estudiar el sendero que se va recorrer tomando en cuenta las condiciones climatológicas, los detalles topográficos, el nivel de exigencia, la ubicación.
Asimismo, es sumamente importante preparar adecuadamente la mochila (con todo lo indispensable, incluido el botiquín), los víveres, el agua, la ropa y el calzado, y todo esto en base al tipo de sendero que se va a realizar.
2. Entrena para ir al cerro
Practicar senderismo no es simplemente ponerse unas botas o tenis y salir a caminar por la montaña; requiere de cierta fuerza, equilibrio y resistencia. No es lo mismo realizar la Triple Corona de los Estados Unidos, ya sean los 4,277km del Pacific Crest Trail o cualquiera de los otros dos, que caminar un sendero de unos 10km y con duración de un día.
Ahora bien, algo está claro: hay que estar en forma. Sí, no necesariamente tener la condición de un atleta de alto rendimiento, pero aunque se traten de senderos sencillos o cortos, es importante mantener el cuerpo en buen estado y no sólo por seguridad sino también para disfrutar más la caminata.
3. Enfócate al 100%
Una vez en el sendero, con todo preparado minuciosamente, nos sentiremos más seguros y podremos disfrutar de la caminata. Ahora bien, este es un paso que muchas veces olvidamos porque enfocamos nuestra atención en llegar a la cima, en la plática con amigos o bien, simplemente no dejamos que la mente se relaje y, paso tras paso, vamos pensando en nuestras preocupaciones cotidianas.
Para disfrutar al máximo del senderismo es importante enfocar nuestra atención en lo que estamos haciendo, esto es, en el “aquí y el ahora”. Se conoce como atención plena y es un ejercicio a través del cual estamos conscientes de nuestros pensamientos y emociones. Esto, además, aumenta la conexión entre el cerebro y el cuerpo, mejora la eficiencia física, ayuda a controlar las molestias físicas, mejora la resiliencia y aumenta el tiempo de recuperación.
4. Camina de manera consciente
Caminar de manera consciente va de la mano con la atención plena. Pero, en este paso, ya no sólo estamos enfocados en nuestros pensamientos y emociones, sino en el paisaje que nos rodea. Escuchar el viento, las aves, el sonido de las hojas secas en cada paso, prestar atención a los aromas, las distintas tonalidades de la vegetación y, por supuesto, alzar la mirada y observar el horizonte. Un aspecto muy importante para lograrlo es la respiración controlada, en donde cada inhalación y exhalación deben ir en sintonía con el ritmo de caminata.
5. Desarrolla la mirada periférica
Con este ejercicio lograremos darle un nuevo giro a nuestras salidas a la montaña. La mirada periférica es un tipo de visión que no sólo nos permite contemplar el entorno, sino adentrarnos mejor a la montaña. La visión periférica es la visión lateral del ojo que permite ver objetos a nuestro alrededor, abarcando hasta casi 180º, sin la necesidad de girar la cabeza o mover los ojos. La visión periférica ayuda a ver objetos y escenas que se encuentran fuera de la visión central.
Se trata de una visión que no sólo pone su atención en los pies, sino en el horizonte, por más irregular que sea el terreno. Nos permite anticiparnos al movimiento. La velocidad de reacción será mucho más rápida si la visión periférica está bien desarrollada. Además, la visión periférica nos canaliza a “despertar” el resto de sentidos; es decir, al enfocar nuestra atención en una mirada que busca observar más allá de lo que nuestros pies se encuentran en el camino, naturalmente abrimos nuestros oídos, olfato y tacto y con ello logramos un verdadero encuentro físico y espacial; más que simples transeúntes, logramos habitar el entorno.
6. Disfrutar del silencio
Por último, el silencio. Cuando vamos a la montaña en grupo, solemos realizar la caminata teniendo excelentes charlas con nuestros compañeros y, en algunos casos, incluso llevamos música en una pequeña bocina. No obstante, escuchar el silencio es parte fundamental para sacarle el máximo provecho al senderismo.
Lejos del bullicio de las ciudades, el sendero nos permite disfrutar del silencio, o mejor dicho, de la ausencia del ruido (porque la montaña posee sus propios sonidos). Dejar de hablar y conectar con el lugar, desarrollará la capacidad de estar conscientes tanto de nuestro mundo interno y del mundo externo a un mismo tiempo.
Sigue leyendo –SILBIDOS Y CANTOS: EL LENGUAJE DE LAS MONTAÑAS–
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