Agradecemos a Ramón Espinasa Pereña su contribución con información para la presente nota.
Ayoloco: una palabra náhuatl con un significado trascendente. Los glaciares mexicanos desaparecen; expertos afirman que para el 2020 se habrán extinguido.
¿Puedes imaginar que hace 8,000 años los glaciares del Iztaccíhuatl llegaban hasta los 4,180 msnm? Sí, cuando ocurrió el episodio climático más frío del Holoceno; en aquel entonces el hielo perenne se encontraba tan sólo 240m más arriba de La Joya.
Cientos de años después, en el siglo XVIII, hubo otra Pequeña Edad de Hielo, y los glaciares llegaron a los 4,500 msnm; el de Ayoloco a los 4,300 msnm. Entre 1898 y 1960 el frente de este glaciar retrocedió 260m de altitud y 810m de distancia -de acuerdo al estudio Cambio climático: una visión desde México-.
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En 1980, apenas hace 40 años, los glaciares llegaban a los 4,900 msnm. A partir de las décadas de los setenta y ochenta, los glaciares del Iztaccíhuatl ya habían disminuido en más del cincuenta por ciento. Actualmente, sólo queda del uno al dos por ciento del glaciar de Ayoloco.
El glaciar de Ayoloco, en la cara oeste del Iztaccíhuatl, la tercera montaña más alta del país, es probablemente el más conocido y transitado por los montañistas, debido a su fácil acceso; sin embargo, ¿cuántos de nosotros sabemos qué significa la palabra «Ayoloco»? Su significado revelará su importancia a nivel ambiental y social.
Ayoloco es una palabra náhuatl que deriva de Atl, agua; Yólotl, corazón; y Co, lugar. Quiere decir «en el corazón del agua», es decir, el lugar donde se origina el agua. ¿Sabías que los glaciares constituyen la reserva más grande de agua dulce del planeta?
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Las áreas naturales protegidas del país, como el Parque Nacional Izta-Popo, juegan un papel fundamental para asegurar los recursos hídricos y biológicos indispensables para el bienestar de comunidades naturales, rurales y urbanas.
Su nombre todo lo engloba: Ayoloco es un corazón de agua. La disponibilidad de agua en las ciudades que le rodean depende del deshielo del Iztaccíhuatl. Aunque en la panza de este volcán queda algo de hielo, la capa es ya sumamente delgada y sólo en algunas temporadas se acumula nieve en las partes más altas. Los expertos en el tema calculan que para el 2020 no quedará rastro de hielo perenne en el Izta. Nos estamos despidiendo del glaciar de Ayoloco.
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¿Qué implicaciones tiene la pérdida de los glaciares? El deshielo permite la recarga de los mantos de agua subterráneos de diversas cuencas. El del Izta abastece al río Balsas, que alimenta la zona Metropolitana de la Ciudad de México, el Valle de Puebla-Tlaxcala y el Valle de Cuautla-Cuernavaca.
Como sabemos, el cambio climático, la deforestación y el turismo descontrolado son los factores que están originando la degradación de los volcanes mexicanos. Este es, como afirman los investigadores Arturo Montero y Alejandro Torre Cid del Prado –entrevistados por Freeman-, un tema de seguridad nacional que va más allá de nuestro amor por realizar ascensos a montañas con hielo y nieve: si se acaba el agua en las montañas, se acaba el agua en la ciudad.
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Se trata de una situación sumamente delicada presente en las montañas del Planeta. Hace unas semanas nos enterábamos de dos funerales organizados en Islandia y Suiza, del glaciar Okjokull, con 700 años de vida, y del Pizol, uno de los más estudiados en el mundo; respectivamente. Para el primero, los islandeses dejaron una placa con la siguiente carta:
«En los próximos 200 años, todos nuestros principales glaciares seguirán el mismo destino. Este monumento es para reconocer que sabemos lo que está pasando y lo que debemos hacer.
Únicamente ustedes sabrán si lo logramos».