«Alpes», una palabra con origen desconocido, pero que ha inspirado a grandes montañistas, científicos y pensadores de todo el mundo.
Los Alpes son reconocidos como la cuna del alpinismo, entendido como el ascenso de montañas desde un fin deportivo. Porque las montañas se han ascendido desde hace muchos siglos, en todos los rincones del Planeta y por diversas razones: espirituales, caza y alimento, refugio de poblaciones, investigaciones científicas, por poner algunos ejemplos.
En términos generales, se considera que el primer ascenso «alpino» se realizó el 3 de agosto de 1787 por Horace-Bénédict de Saussure al Mont Blanc, la montaña más emblemática de la Europa occidental, en los Alpes. No obstante, para otros, tres siglos antes, en 1492, Antoine de Ville alcanzaría la primera cumbre alpina en el Mont Aiguille, aunque construyó todo un andamio para poder llegar a al cima de dicha montaña, algo que podría resultar extraño de acuerdo a como entendemos el montañismo hoy en día.
En fin, el alpinismo, un nombre que muchas veces se utiliza para hablar del ascenso a una montaña -cualquiera que esta sea-, se refiere al montañismo realizado concretamente en los Alpes. Así, se suele usar «himalayismo» para el ascenso a los Himalayas, «andinismo» en los Andes, por poner otros ejemplos.
-ANTOINE DE VILLE, EL FRANCÉS QUE ASCENDIÓ EL MONT AIGUILLE EN 1492-
Por los Alpes entendemos el sistema montañoso más importante de Europa que se extiende desde el Golfo de Génova hasta el Danubio por el Noreste y el Mar Adriático por el Sureste, y donde nacen ríos como el Rin, el Po o el Ródano y ocupa parte de los territorios de Francia, Suiza, Italia, Austria y Alemania. Se distinguen entre los Alpes Occidentales y los Alpes Orientales, ocupan cerca de 300,000 kilómetros cuadrados de superficie y una longitud de 1,300 kilómetros en su parte exterior, y contienen hasta 82 cimas que superan los cuatro mil metros de altura.
Pero, ¿de dónde viene la palabra «Alpes»?, ¿qué significa? No sabemos de donde procede su nombre, pues los investigadores desconocen si fueron las tribus celtas, germánicas o el Imperio Romano los encargados de bautizarle. Para los celtas Alpe era toda montaña que fuera escarpada. Los celtas fueron unos de los primeros pobladores de la zona, donde tuvieron lugar sus primeras manifestaciones conocidas como la cultura de La Tène, antes de extenderse por el resto de Europa.
–La Montaña Mágica de Thomas Mann: reflexión de la vida en las alturas–
En la mitología germana el nombre de Alp refería a un espíritu que habitaba en las cumbres más altas y de vez en cuando descendía a los valles para aterrorizar a la gente que habitaba en los pueblos vecinos. Los romanos, por su parte, utilizaban el término latino albus para referirse al color blanco, parecido al empleado por los celtas: alb, y quizá de ambos podría derivar Alpes como una referencia al color blanco de sus cumbres. Pero quizá deriva de otro término latino: altus, que significa «alto«.
No obstante, aunque desconozcamos el origen de la palabra, los Alpes han sido cuna de grandes montañistas, literatos, filósofos, científicos y exploradores europeos que hallaron en su majestuosidad inspiración y reflexión sobre aspectos que hoy nos resultan fundamentales.
–10 libros de literatura de montaña para leer durante el aislamiento social–
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«La amistad y la montaña»… Por mucho, el mejor!