El Kilimanjaro, techo de África, cumbre vestida de blanco que se levanta majestuosa en las llanuras de ese hermoso continente.
Elevándose majestuosamente por encima de las llanuras africanas, el monte Kilimanjaro de 5,891msnm ha hecho señas a los escaladores desde la primera cumbre registrada en 1889 por dos exploradores, Hans Meyer y Ludwig Purtscheller, acompañados por su guía Yohanas Kinyala Lauwo. De todas las Siete Cumbres, los picos más altos por continente, el Kilimanjaro es el más fácil de alcanzar, por lo que es intentado por más de 20,000 personas cada año.
Formado por tres volcanes inactivos: el Shira, en el oeste, de 3,962msnm; el Mawenzi, en el este, de 5,149 m y el Kibo -donde se encuentra el pico más alto-, el nombre Kilimanjaro, del que se desconoce su origen, es comúnmente aceptado como una mezcla de la palabra swahili Kilima, que significa montaña, y la palabra KiChagga Njaro, traducida libremente como blancura. Los pueblos locales han mirado al Kilimanjaro con reverencia y lo han llamado también ‘Montaña de la grandeza’ (Swahili) o ‘Lo que derrota a la caravana’ (Chagga) o ‘Montaña blanca’ (Maasai). Los masai también lo han llamado la «montaña del agua», ya que es la fuente de agua para el área.
Los alrededores del Kilimanjaro fueron la cuna de los pastores masai. Si bien los rastros arqueológicos hallados en la zona se remontan a unos 1000 años antes de Cristo, los pueblos masai no habrían migrado a la región sino hasta el siglo XVI.
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Y las leyendas también rodean a esta majestuosa de cumbres blancas. Por ejemplo, los miembros de las tribus locales de Chaaga todavía creen que los enanos de las montañas que llaman Wakonyingo viven en cuevas debajo de las laderas de Kili. Los Wakonyingo tienen cabezas de gran tamaño y se aprovechan de aquellos que traen espíritus negativos a la montaña. El mito podría basarse en uno de los hechos reales del Monte Kilimanjaro, ya que hay evidencia de que los pigmeos alguna vez vagaron por la montaña.
Asimismo, otra leyenda cuenta cómo un hombre llamado Tone provocó que un dios, Ruwa, trajera el hambre en la tierra. Cuando la gente local se enojó y lo obligaron a huir, nadie lo pretegió sino un habitante solitario que tenía la capacidad de convertir las piedras en ganado. Aunque un habitante advirtió a Tone que no abriera el establo del ganado, él no le escuchó y el ganado escapó. Tone fue en busca del ganado que huía, y se produjeron colinas para ayudarles a escapar, incluidos Mawenzi y Kibo. Por agotamiento, Tone finalmente se derrumbó sobre Kibo.
«Entonces, comenzaron a ganar altura hacia el este, parecía; después, oscureció y se encontraron en plena tormenta, la lluvia tan espesa que podía haber creído volar a través de un cascada, y después salieron de ella y Compie volvió la cabeza y sonrió, señalando a algo con el dedo, delante de ellos, todo lo que pudo ver, tan vasta como el mundo, inmensa, alta e increíblemente blanca bajo el sol, era la cima cuadrada del Kilimanjaro. Y entonces comprendió que era adonde iba.»
– Ernest Hemingway Las nieves del Kilimanjaro (1936)
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«El 85% del hielo que cubría la montaña en 1912 había desaparecido en 2007, y el 26% del que había en el año 2000 ya no sigue allí”, explica Lonnie Thompson, catedrático de ciencias de la tierra de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) e investigador del Centro Byrd de Investigación Polar. De acuerdo a estudios científicos, los glaciares del Kilimanjaro desaparecerán por completo entre el 2020 y el 2025.
Sus glaciares han perdurado en su cumbre por más de 10,000 años. Sin embargo, el cambio climático y las actividades humanas han causado una disminución del 80% de la superficie cubierta por dichos glaciares durante el siglo XX. Esta pérdida ha generado un enorme impacto en los ríos cuyo caudal depende del deshielo. Las consecuencias sobre las crecientes poblaciones que habitan en el monte y sus alrededores han sido severas, puesto que dependen del funcionamiento hidrológico y ecológico de la montaña, afirma la UNESCO.