Hoy 8 de marzo nos unimos no en celebración, sino en memoria y esfuerzo constante por una sociedad que, como la montaña, no imponga etiquetas al ser humano.
Recordamos hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a la japonesa Junko Tabei, primera en alcanzar la cumbre del Everest el 16 de mayo de 1975, así como también en ascender las Siete Cumbres, al escalar el pico más alto de todos los continentes.
Los logros deportivos de Tabei, además de marcar la historia del alpinismo, son un movimiento contra la opresión, son una muestra fehaciente de las luchas por la libertad de las mujeres. Quinta hija en una familia de siete, la japonesa era considerada por sus cercanos como una persona frágil y débil, pero pronto encontró su pasión por ascender montañas y a los 10 años ya había realizado una excursión de escalada de clase al Monte Nasu.
Después se unió a varios grupos de montañistas en busca de compañeros para escalar y oportunidades para realizar expediciones. Estos grupos estaban en gran parte dominados por hombres, y el entusiasmo de Junko a menudo se encontraba con el juicio de los hombres más jóvenes, quienes creían que ella, de hecho, buscaba un marido, en lugar de sus compañeros.
Mientras estudiaba en la Showa Women’s University entre 1958 y 1962, una universidad para mujeres (como su nombre en inglés lo indica), Junko Tabei fue miembro del club de escalada de montañas. Después, al graduarse, formó el Ladies Climbing Club: Japan (LCC) en 1969.
El Ladies Climbing Club fue uno de los primeros clubes de alpinistas mujeres. Con él, Tabei desafió las opiniones japonesas de que las mujeres no podrían convertirse en escaladoras profesionales: «Vamos a hacer una expedición al extranjero por nuestra cuenta», afirmó.
Más tarde, en 1970, Tabei y Hiroko Hirakawa ascendieron el Annapurna III con éxito y cinco años después fue la primera mujer en pisar la cumbre del Everest. Así, la japonesa había desafiado las ideas de la sociedad japonesa sobre cómo deberían comportarse las mujeres al dejar a su hija de 3 años con su esposo y dirigirse a Nepal para ascender el Everest.
«En la década de 1970, en Japón, todavía se consideraba que los hombres eran los que trabajaban afuera y las mujeres se quedarían en casa. Incluso a las mujeres que tenían trabajo, se les pidió que solo sirvieran té. Así que era impensable que fueran promovidas en sus lugares de trabajo.»
– Junko Tabei
Su ascenso al Everest llegó 12 días después de que fue arrastrada por una avalancha en la montaña. Fue rescatada por un guía y, tras su pronta recuperación continuó con éxito la expedición.
Su lucha, tan genuina e histórica, fue también visionaria. Hoy, hace casi veinte años, Junko Tabei completó sus estudios de posgrado en la Universidad de Kyushu centrándose en la degradación ambiental del Everest causada por los residuos dejados por los grupos de escalada: un tema central en la actualidad, cuando las autoridades Chinas han tenido que cerrar el campo base a turistas así como disminuir radicalmente los permisos de ascenso al techo del mundo.
Tabei también fue directora del Himalayan Adventure Trust de Japón, una organización que trabaja a nivel mundial para preservar los entornos de montaña. Asimismo, dirigió y participó en subidas de «limpieza» en Japón y el Himalaya.
Junko Tabei falleció el 20 de octubre de 2016, pero su legado perdurará en el tiempo. La japonesa encontró en el alpinismo el camino para, de alguna manera, mostrar al mundo que las montañas son espacios donde la desigualdad, el machismo, los estereotipos y la opresión a las mujeres no tienen cabida. Tabei fue un pináculo en toda una vida de montañismo.
Los logros de Junko Tabei, así como de cada una de las mujeres montañistas que han buscado la libertad a lo largo de la historia, han llegado, en muchas ocasiones, más allá de sus cumbres. Ha sido en las montañas, a diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos sociales, donde la igualdad de género se ha hecho realidad.
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