El café, la bebida estimulante más consumida en el mundo y que tiene su origen en las montañas, depende hoy del cambio climático y su calidad de producción.
El café, esa bebida altamente estimulante que se obtiene de los granos tostados y molidos del fruto de la planta del cafeto, está estrechamente ligado a la montaña por diversas razones. Se trata de un producto originario de las zonas tropicales de África (Etiopía), y se ha adaptado a otras zonas tropicales y subtropicales de América, Asia y Oceanía.
Para su cultivo, el café no sólo requiere de un clima cálido con alto nivel de humedad y de temperaturas que van de los 13 a los 21ºC, sino también de una altitud de 1,000 a 1,300msnm y de lluvias moderadas pero sin heladas. Así, el café es un cultivo que ha de adaptarse a su entorno. Incluso el arábica (una de las especies más comercializadas junto al robusta), puede cultivarse en altitudes de hasta más de dos mil metros sobre el nivel del mar en cercanías con la línea ecuatorial.
La bebida representa un mercado global de $100 mil millones de dólares; de acuerdo a un medio, el año pasado se consumieron más de 9,537 millones de kilos de café en el planeta; se trata de uno de los productos de mayor consumo global y genera ingresos para 25 millones de hogares.
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El café es una bebida que viene de las montañas y que está estrechamente ligada con el estilo de vida y las culturas que habitan estas zonas.
Esta bebida estimulante, que representa para miles de personas una parte esencial de su vida, incluso en el ritual matutino para recibir un nuevo día, está muy ligado con los pueblos de las montañas. Ha alimentado y energizado a campesinos, mineros y ganaderos por siglos, así como hoy en día lo hace con deportistas y amantes de las actividades al aire libre.
En México, por ejemplo, su producción emplea a 500,000 productores de 14 entidades federativas y 25 distintas etnias. Medio millón de campesinos viven gracias al consumo de este producto y dependen de las condiciones climáticas necesarias de las montañas. De acuerdo a un medio, en el 2004 más del 95 por ciento de los productores de café en México eran pequeños productores campesinos indígenas que cultivan el 73 por ciento del total de la superficie en parcelas menores a las cinco hectáreas.
Una taza de café con un pasado oscuro
La producción de esta bebida también ha estado ligada a la esclavitud y violación de derechos de los trabajadores. Por ejemplo, en Brasil, país que produce el 40% del consumo mundial, se descubrió que las compañías Nestlé y Jacobs Douwe Egberts no sólo violaban los derechos del trabajador, sino además rociaban sus plantaciones con pesticidas altamente dañinos para la salud.
Asimismo, México, por ejemplo, pasó de ser el quinto exportador mundial al undécimo en el 2017 y ahora importa diez veces más que a principios de siglo. Y el problema más grave no es la roya, un hongo que ha impactado a cientos de hectáreas, sino el pago a los productores, quienes reciben cuando mucho un 5 por ciento del precio que los consumidores finales pagan por una taza de café. ¿Uno de los productos de mayor consumo en el mundo, con una de las producciones peor pagadas?
En la producción del café en México existe una mala remuneración, pocas prestaciones y beneficios, así como malos tratos por parte de los propietarios de las fincas hacia los cafetaleros. Esto ha originado que muchas personas que han dedicado su vida a la corta, dejen sus orígenes en las montañas y migren a las capitales en busca de un mejor trabajo y condición de vida.
Una bebida que depende del cambio climático
El café, como todas las especies vivas sobre el Planeta, dependen directamente del cambio climático. Ahora bien, lo que está sucediendo actualmente con su producción podría incluso determinar si en unos años seguiremos gozando de una buena taza de este estimulante.
Hasta el 2008 la roya, una enfermedad provocada por el hongo Hemileia vastatrix, no había impactado a las siembras que se encontraban por encima de los 800msnm. Sin embargo, a partir de este año el hongo superó y atacó las plantaciones que se encuentran por encima de los 1,000msnm. Los científicos lo atribuyen al cambio climático y el aumento de temperatura en estas zonas.
A lo anterior se suma que en México se ha sustituido la especie arábica (habiendo sido el primer productor mundial de café orgánico y uno de los primeros en cafés Gourmet) por la robusta, ya que la segunda es resistente a la roya y se usa para el café soluble. Sin embargo, para su cosecha es necesario que las matas estén bajo los rayos directos del Sol, por lo que los campesinos deforestan sus terrenos, afectando la biodiversidad y dejando vulnerables los suelos.
Como montañistas, ¿qué podemos hacer?
El sector cafetalero hace una gran contribución económica, social y ambiental al país. El cultivo del café arábica, la que se cosechaba en México, es una variedad amigable con el medio ambiente porque se produce en zonas arboladas y a resguardo del Sol, de modo que ayuda a preservar la flora, fauna, el suelo y agua del lugar. En cambio, la Robusta, variedad recientemente introducida al país porque resiste la roya, se cultiva bajo los rayos directos del Sol, lo que impacta más el medio ambiente, es de peor calidad y en muchos casos es importada de países centroamericanos.
Como montañistas podemos apoyar la economía del café con las siguientes acciones:
Consume café arábica nacional: de este modo protegerás más el medio ambiente y a los productores locales.
Consume café de comercio justo y orgánico: te asegurarás de que las familias productoras vivan dignamente del fruto de su trabajo y promoverás alternativas de consumo más respetuosas con las personas y el medio ambiente.
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Con lo anterior lograremos realizar una pequeña contribución para que los cafeteros, gente de montaña, puedan vivir dignamente produciendo un café de calidad sin dejar el lugar que les ha pertenecido por décadas.