Texto: Bernardo Finck, médico veterinario zootecnista, consultor administrativo y financiero de negocios agropecuarios y de salud animal. Impulsor de la sustentabilidad y de hacer comunidad, apasionado de los perros, visitante asiduo de altas montañas, ríos, museos, teatros y pueblos.
¿Te gusta llevar tu perro a la montaña? No todo es tan simple y a veces es mejor que se queden en casa. Conoce la verdadera problemática y algunos consejos.
Por: Bernardo Finck Vite
El perro doméstico (Canis familiaris), es una especie exótica e invasora para las montañas, es decir, hace siglos que su hábitat no es la naturaleza salvaje. Es cierto, comparte familia (Canidae) con los coyotes, lobos, zorros, e incluso osos, pero su evolución en manos del hombre hizo que mutara y se volviera dependiente de nosotros para sobrevivir. El hombre, al encontrar beneficio en su presencia y ayuda, lo llevó en sus andanzas, introduciéndolo a espacios donde no existían y, actualmente, podemos encontrar perros en todo el mundo.
Mars Petcare, empresa de alimento balanceado para mascotas en México, nos dice que en el país existen alrededor de 25 millones de animales de compañía, de los cuales 20 millones son perros y cinco millones son gatos. Adicionalmente, se estima que existen al menos 14 millones más, principalmente perros en situación de calle o abandono, y la población de esta especie crece al 2.5% anual, muy por encima de la de humanos que se ubica en 1.4%, aproximadamente. Esto quiere decir que 52 millones de mexicanos conviven con un animal (ya sea perro o gato), lo que representa que 29 millones y medio de familias en México tienen al menos una mascota, es decir, una de cada dos familias.
Por su inherencia con la actividad humana, el aumento de la población de perros ferales por el abandono, la irresponsabilidad de los dueños y pocos programas de control canino, ocasiona que se extienda su presencia a zonas naturales pequeñas y aledañas o inmersas en ciudades, donde encuentran refugio y alimentación y, al no tener depredadores naturales o ser ellos más voraces que éstos y actuar más eficientemente en jauría, logran una apropiación de los espacios naturales.
En México, se tiene contabilizada la presencia de perros y gatos en al menos el 20% de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), siendo causantes de un desequilibrio natural e, incluso, de la extinción de diversas especies animales, principalmente mamíferos y reptiles, afectando el equilibrio natural donde habitan, incluyendo también a la flora.
Los chuchos son oportunistas y se adaptan muy fácil a los ambientes como la montaña; no hay nada que los detenga, incluso nosotros mismos, al llevarlos, los defenderemos ante cualquier peligro. Eso los hace peligrosos hacia el medio ambiente, pero también los expone a riesgos que no están acostumbrados. Aunque son muy hábiles, si al husmear vivazmente por toda la zona, caen a un barranco, un hoyo, o una serpiente los muerde o se entierran alguna espina, nos veremos en la necesidad de atender la emergencia, que puede llegar a ser fatal si no estamos preparados para ello.
Aunado a esto, existen enfermedades que comparten otros animales del campo con los perros, como algunos parásitos y el virus de la rabia o la bacteria leptospira, que pueden contraerlas al ingerir, lamer, ser mordidos e incluso solo olfatear algunos excrementos, orines o restos de ellos.
Suena genial hacer un plan para compartir la montaña con tu perro, pero, además del riesgo para ellos, debes tener en cuenta que son seres extraños para la fauna y flora nativa de la montaña. Su presencia provoca que animales se escondan y huyan de él al escucharlo y olerlo.
Los perros también pueden introducir enfermedades como el distemper canino (moquillo), a poblaciones de mamíferos de la zona, provocando el contagio con sus respectivas consecuencias graves. Sus ladridos provocan ruido y agresión directa a los habitantes naturales, que se refugiarán, alejarán e, inclusive, si la presencia es cotidiana, abandonarán sus madrigueras para buscar algunas que consideren más seguras y lejanas de esta amenaza, lo que causa migraciones con riesgo de reducción de poblaciones.
Cuando los peludos corren por la maleza, felices de estar en libertad y deciden orinar o defecar, dejan una marca de olor penetrante que determina su presencia en el territorio. Seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros recogemos su excremento o al menos lo enterramos, (si es que nos damos cuenta dónde lo hizo)? Su instinto es cazador, carnívoro, depredador y así actuará ante lo que se le presente.
En las Áreas Naturales Protegidas está prohibido introducir perros. Las razones están claramente expresadas en la normatividad y planes de manejo de éstas. También en las leyes de cultura cívica se especifica que al pasear un perro en áreas públicas (como las montañas), debe ser con correa, además de recoger sus heces, con riesgo a ser multado si no es así.
Ser montañista implica responsabilidades, incluyendo respetar dichas normas y, aunque en la mayoría de las zonas naturales no exista una norma escrita, debemos reflexionar el impacto ecológico, socioeconómico y sanitario de llevar a los perros a pasear a ellas. Reflexionando, al mismo tiempo que, al decidir tener un perro como compañero, nos volvemos responsables de su bienestar, incluyendo conocer cuáles son las reglas y límites de la convivencia con ellos.
Los humanos no somos dueños de un animal de compañía (una vida), pero sí, totalmente responsables de su bienestar.
No todas las razas son para las montañas
Aunque creamos que todos los canes disfrutan la libertad en el campo, debemos considerar que existen alrededor de 400 razas de esta especie doméstica y todas han sido modificadas y mejoradas por el ser humano por medio de reproducción selectiva artificial controlada desde principios del siglo XIX, de acuerdo con su utilidad, conveniencia o gusto personal estético.
Por ejemplo, las razas pequeñas fueron creadas para la ciudad, incluso para un sofá, es decir, son principalmente de compañía. Otras fueron enfocadas a trabajo y rendimiento, como los cazadores, los de protección, los cobradores, de carreras o los ovejeros y, aún así, ahora viven en nuestra casa, sin llevar a cabo aquellas funciones.
Las razas que se adaptan mejor a las montañas son las del grupo de los molosos, seleccionados para proteger al ganado principalmente, con doble manto de pelaje para resistir climas extremos, cabeza grande y patas fuertes con mucha musculatura para soportar esfuerzos prolongados en terrenos irregulares. Algunas de estas razas son el Bernés de la montaña, San Bernardo, Mastín de montaña, Mastín (gigante) de los Pirineos, Gran Boyero Suizo, Dogo del Tíbet, Terranova, Alaska Malamute, entre otros.
Aún así, cualquier perro que tengamos en casa, si no está acostumbrado a las montañas, incluso siendo de los molosos o muy deportivo, su rendimiento y presencia en las montañas debe ser consciente y no sólo por su bienestar sino por el cuidado del medio ambiente.
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El mal de montaña en los perros
Si, también a los perros les afecta la altitud. Al estar en las montañas, los perros hacen mucho esfuerzo físico y tienen los mismos recursos que nosotros para soportarlo, al igual que los mismos problemas. La diferencia es que ellos no pueden expresarlos, solo son signos que presentan y debemos estar atentos a detectarlos e interpretarlos al conocer su comportamiento en estado normal. Quizás solo lo ves muy cansado, aunque esto pudiera implicar algún problema mayor.
Los cachorros son más propensos al efecto de la alta montaña, así como los perros de raza pequeña. La solución es siempre descender e hidratarlo. De seguir presentando problemas, debes llevarlo de inmediato con el médico veterinario.
Algunos consejos si decides llevar a tu perro a la montaña
Si es a media o alta montaña, el mejor consejo es dejar a tu fiel amigo canino en casa.
Investiga si el área que visitarás permite el acceso con perros. En México, la gran mayoría de zonas donde podemos encontrar nieve (generalmente en los volcanes) no se permite el acceso con perros, además, considera que el reflejo de la radiación solar también afecta a los ojos de tu mascota.
Llévalo siempre con su correa puesta y ponle su collar con placa de identificación con su nombre y teléfono de contacto.
Ten al día la vacunación y desparasitación de tu can y sus comprobantes. Podrías encontrarte con perros ferales que no están vacunados ni desparasitados.
Averigua el clima y el tiempo atmosférico. Con esta información, decide si la posible lluvia, sol, frío y vientos le van bien a tu perro y si tu estás dispuesto a exponerlo y puedes protegerlo de estos elementos. Considera que los terrenos pueden estar muy calientes o muy fríos y pueden quemar las almohadillas de las patas de tu amigo.
Tu perro debe obedecer a tu mando. Si no tiene este entrenamiento podría presentarse algún riesgo, así que mejor déjalo en casa.
Ten en cuenta que, en caso de fatiga de tu perro o emergencia, lo deberás cargar, lo cual implica esfuerzo y recursos extraordinarios.
Piensa si tu perro de verdad disfrutará un paseo en terreno irregular con subidas y bajadas, agua, lodo, piedras, arena y otros elementos adversos a los que no está acostumbrado, o tal vez lo va a sufrir. Tu lo conoces mejor que nadie.
Carga con muchos litros de agua para el can y, previamente, aliméntalo con comidas húmedas, así le ayudarás con su hidratación. También carga con suficiente de la comida con la que siempre lo alimentas y algunos premios.
Lleva un buen kit de primeros auxilios y considera llevar antídoto contra veneno de víboras (si en la zona hay presencia de éstas), ya que los perros están más cerca del suelo y pueden toparse fácilmente con estos animales y sus nidos.
Lleva un kit de limpieza para quitarle espinas, ortigas, ramas, hojas y lodo que se le puede incrustar en el pelaje y hacerlo sentir muy incómodo.
Vigila que no coma elementos extraños ya que puede contraer alguna enfermedad o generarle malestar estomacal con vómito o diarrea e, incluso, obstrucción del tracto digestivo al ingerir un objeto extraño.
Recuerda que, para disfrutar la montaña, también debemos conservarla. Disfruta estar con tu perro siempre, pero procurando su bienestar.
1 comentario
Excelente informacion, gracias por publicarla