Reel Rock ha cambiado a lo largo de la historia. Del climbing porn (la escalada por la escalada), a documentales sobre cómo este deporte transforma la vida de personas alrededor del mundo. Pero, ¿realmente la escalada es útil?
Foto de portada: Resistance Climbing. Reel Rock 17 / Austin Sidak.
¿Alguna vez te has preguntado por qué la gente escala montañas y paredes de roca?, ¿por qué están dispuestos a pasar hambre, frío y dolor?, ¿y por qué carajos están incluso dispuestos a poner en riesgo su vida? No eres el único.
Paradójicamente ya lo había afirmado el alpinista Lioney Terray, quien hace unas décadas dijo que «los montañistas son los conquistadores de lo inútil»; de hecho, este fue el título que le dio a su libro. Y no sólo él. También, por ejemplo, Yvon Chouinard, fundador de Patagonia (una empresa de equipo para deportes al aire libre que trabaja por salvar el planeta Tierra desde hace 50 años), afirmó: «El surf y la escalada son deportes inútiles. Llegas a ser conquistador de lo inútil. Subes a la cumbre y no hay nada allí. Y podrías caminar hasta la cima desde otra dirección. Cómo llegas allí es la parte importante».
¿Realmente la escalada importa?, ¿realmente la escalada tiene el poder de transformar nuestras vidas?, ¿a qué se refiere Chouinard al decir que el «cómo llegas a la cima» es lo importante?
Fui a ver Reel Rock a Cinépolis. Su 17a edición, conformada por tres cortometrajes (DNA, Burning the Flame y Resistance Climbing) me hizo reflexionar ciertas cosas que responden las preguntas que aquí abro. Respuestas que, claramente, no se fundamentan en investigaciones científicas o médicas, sino en la experiencia personal que he tenido a lo largo de más de una década practicando escalada, viviendo en una van por cinco años recorriendo sectores y, sobre todo, que surgen a partir de las enormes ganas que tengo ahora mismo de ponerme un arnés y unas gatas para subir cualquier pared de roca mientras me lo impide una reciente fractura de mi codo izquierdo que sí…, sufrí escalando.
¿Y qué tiene que ver Reel Rock con todo esto? He seguido desde hace un tiempo cada edición de este documental que presenta lo mejor de la escalada a nivel mundial. Y creo que aquí podemos encontrar la respuesta. Desde aquellas primeras películas (que adquiría en DVD) donde los directores nos traían las más grandes hazañas deportivas de atletas sin desarrollar una historia profunda detrás de cada ascenso, sino simplemente poniendo en la pantalla el ímpetu y la dedicación de cada uno de los fanáticos que allí aparecían… hasta lo que es hoy. Porque sí, Reel Rock en su décimo séptima edición no tiene mucho que ver con lo que alguna vez fue.
Saliendo del cine mis amigos y yo nos preguntamos por qué desde hace algunas ediciones Reel Rock suma a su programa una película que habla sobre inclusión, ya sea de género, de raza, de religión, de política. ¿Qué tiene que ver la escalada, por ejemplo, con el conflicto entre Palestina e Israel?, ¿a qué conclusiones han llegado los directores que ahora les resulta particularmente importante vincular la escalada con temas ajenos a ella?
Podríamos pensar que seguramente Sender Films (la casa productora de Reel Rock) ha reconocido que al hablar de estos temas delicados, que generalmente apuntan a las minorías, lo que logran es abrir su mercado. Si la narrativa sale de un simple ascenso y un grado que ha conseguido un escalador y toca temáticas fuertes que además rebasan fronteras, entonces alcanzarían más espectadores de todo tipo. Esto puede hacer sentir defraudados a los escaladores. Pero, ¿realmente se trata sólo de usar un discurso o un conflicto para ganar audiencia? Vamos un poco más atrás.
¿Por qué nace Reel Rock?, ¿por qué un grupo de personas se unen y comienzan a desarrollar este proyecto fílmico sobre lo mejor de la escalada? Creo que esto lo podemos responder al preguntarnos, ¿qué nos genera Reel Rock?, ¿qué nos hace sentir cada una de sus películas que las convierte en un éxito? La respuesta es, no importa el número de edición: inspiración.
¿Y la escalada, mejora el mundo en el que vivimos?
Desde aquellos primeros años de climbing porn hasta su última edición, Reel Rock existe para generar inspiración. Tanto en la historia de cómo Seb Bouin logra quedarse de la ínfima pinza de una de las rutas más duras del mundo gracias a la fuerza que hereda de los bíceps de su madre, como en aquella otra historia que habla sobre cómo desarrollar una zona de escalada se convierte no sólo en un refugio sino en lo que le da sentido a la vida de personas inocentes que afrontan las vicisitudes del conflicto entre Palestina e Israel, no importa cuál, todas ellas despiertan inspiración.
¿Hablar de algo más que escalada está mal? Pienso que no, siempre y cuando la intención de darle voz a las minorías sea genuina y con el objetivo de mejorar el mundo en el que vivimos. Justamente a esto se refiere Chouinard cuando afirma que el «cómo» es lo que importa, no solo en la escalada, sino en la vida. El punto no es llegar a la cima de la producción fílmica, como tampoco a la de una montaña, sino el cómo llegamos a esa cumbre (de manera honesta, con el menor impacto, pensando en el otro, respetando los lugares, aquello que llamamos ética de la escalada que genera un sentido de pertenencia y, por ende, da lugar a una cultura), eso es lo que importa.
¿Y la escalada, mejora el mundo en el que vivimos? Pienso que sí. Me gusta la idea romántica de decir que la escalada no sirve para nada. Que en un mundo donde todo es utilitario y, por ende, desechable, la escalada se salva, pertenece a un mundo inútil. Me gusta pensar que este deporte es una especie de refugio que no tiene ningún sentido más que proporcionarnos la experiencia de ascender paredes al aire libre. Pero creo que es más que eso.
¿Tienes algún amigx que sufría depresión, conoció la escalada y su vida cobró significado?, ¿tienes un amigx que tenía cierta adicción a las drogas, comenzó a escalar y la superó?, ¿tienes algún conocidx que a través de la escalada ha logrado forjar su carácter y su personalidad?, ¿cuántos de tus colegas reconocen a su crew de escalada como ese grupo con el que han descubierto que lo más importante en la vida se puede reducir a una fogata, un cielo estrellado y un satisfactorio cansancio de dedos?
Lejos estoy de querer imponer aquí un positivismo tóxico y crear una fantasía afirmando que la escalada es un mundo perfecto donde nada produce daño, nada sale mal y todo funciona de forma ideal (repito, escribo esto con una reciente cirugía en mi codo izquierdo). Más bien, creo que la cura a este tipo de positivimos nos lo proporciona precisamente la escalada porque nos recuerda que todo puede salir mal, que el miedo nos puede detener, el dolor hacernos renunciar y el hambre sacar nuestro demonio interior. La escalada es la mejor maestra para mostrarnos cómo nuestros peores enemigos pueden ser la mente y el ego, y a superarlo.
Quien escala duro, es decir quien se lo toma en serio, quien se entrega a este deporte con pasión, sin importar el grado y los años que lleve escalando, ha tenido que aprender a callar los pensamientos negativos, ha tenido que lidiar con voces internas de autosabotaje, ha ido descubriendo el camino que lo lleva a la cumbre para, estando allí parado, descubrir un mundo de nuevas posibilidades para ascender; en otras palabras, descubrir que la vida sucede mientras nos preguntamos qué va a suceder.
Y sí, quizá algunos de nosotros ya estamos esperando que para el 2024 haya una extraordinara hazaña deportiva en Reel Rock 18, en donde un escalador de algún rincón del mundo ascienda la nueva ruta más dura (La Dura Dura al cuadrado). Y llegará y la veremos y saldremos del cine con la motivación a tope y las ganas más poderosas que nos genera la inspiración por adentrarnos en nuevas y grandes aventuras. Y también, seguramente, vendrá acompañada de otra historia en donde este deporte logra ser el eje motor que le dé significado a la vida de una persona, de un grupo, de una comunidad o, por qué no, de una región entera. Y también nos llenará de inspiración.