Escalar va más allá de proyectar una misma ruta por mucho tiempo. Dedicado a quienes llevan poco tiempo escalando en roca (y para todos).
Proyectar (probar una ruta muy difícil una y otra vez con el objetivo de escalarla de un solo empujón) es una de las facetas más gratificantes tanto en bloque, deportiva o cualquier otra disciplina. Proyectar nos permite llevar el cuerpo y la mente al límite, hacer cosas que nos parecían imposibles y ascender grados altos. Es decir, nos trae todo tipo de lecciones valiosas.
Pero, ¿es ideal proyectar desde nuestros primeros años practicando este deporte?, ¿cuándo es oportuno comenzar?, ¿qué riesgos tiene reducir nuestra escalada a repetir la misma línea durante meses?
A lo largo de los años he visto más escaladores que proyectan ahogados en lesiones, frustraciones y con fuertes episodios de desmotivación que a los que les apasiona más la escalada a vista (intentar encadenar una ruta en el primer intento y sin saber previamente nada sobre ella, excepto el grado que se le da). Ambas modalidades tienen sus pros y contras y, sin duda son igual de importantes para formarnos como mejores escaladores, pero esta vez hablaremos de los riesgos de reducir la escalada sólo a proyectar. Y esto va dirigido sobre todo para quienes comienzan a descubrir este deporte inagotable en sus lecciones.
Proyectar no te hará un mejor escalador
Buscar ser un mejor escalador no es sinónimo de escalar un grado más alto y escalar un grado más alto no sólo se consigue proyectando. Ser mejor escalador significa perseguir el esfuerzo y construir una pirámide con nuestros ascensos; escalar para hacer un grado más alto es perseguir logros, construyendo una escalera. ¿Cuál es la diferencia entre la pirámide y la escalera? Que la pirámide siempre podrá llevarnos más alto que la escalera.
Si analizamos la carrera de cualquier escalador de alto rendimiento veremos que tienen una muy sólida base (cientos de ascensos en grados fáciles) seguida de menos y menos ascensos de cada grado hasta llegar a su nivel máximo. Para conquistar esos grados altísimos, estos atletas tuvieron que conseguir poco a poco que cada grado les cueste menos esfuerzo -menos pegues-.¿Quieres ser un mejor escalador? Solidifica tu grado, haz volumen, muévete en todo tipo de terreno: construye una pirámide sólida.
Adam Ondra tiene más de cien 5.14d encadenados y su grado máximo es 5.15d -el más duro jamás escalado-. Chris Sharma tiene por lo menos seis 5.14b a vista y su grado máximo es 5.15c. Jorge Díaz-Rullo tiene más de 75 rutas de grados que van entre 5.14d y 5.15c y su grado más alto es 5.15c. Jonathan Siegrist tiene 130 rutas de 5.14b y su grado máximo es 5.15b.
Proyectar te limitará a escalar sólo un estilo
Ser un escalador todo terreno es ser un mejor escalador. Saber escalar todo tipo de roca -granito, volcánica, caliza, conglomerado-, y todo tipo de estilos -slab, vertical, placa desplomada, desplome, techo-, y los distintos agarres -pinzas, pockets, regletas, slopers- es el mejor consejo que te van a dar.
Conforme el grado aumenta el rango de movimientos que exige una línea para resolver los pasos se reducen. Es decir, si el crux (movimiento más difícil) en un 5.10c se puede resolver de cinco o seis maneras, en un 5.14c hay una o a lo mucho dos formas restringidas por las opciones de pies y manos. Conforme el nivel de dificultad es mayor, cada vez es más difícil encontrar una ruta que cumpla completamente con nuestro “estilo”, por lo que dominar más o menos todos los tipos de roca, estilos de escalada y agarres nos permitirá movernos mejor en un abanico más amplio de rutas.
Y eso sólo lo puedes conseguir probando muchas rutas, es decir, desarrollando continuamente tu repertorio de movimientos. Lo que implica, inevitablemente, que no puedas dedicarle tus salidas a roca a una sola ruta y sí, quizá no encadenes tu grado máximo durante un tiempo, pero cuando vuelvas a probarlo te moverás mucho mejor que sin haber recorrido previamente metros y metros verticales.
Proyectar no implica subir más rápido de grado
Hay una paradoja en creer que si probamos cosas muy duras vamos a escalar fuerte -grados altos- más rápido. Sí y no. Proyectar nos obliga a ejecutar movimientos con una fuerza que tenemos que desarrollar, definitivamente. Proyectar empuja nuestros límites. De hecho, proyectar le da sentido a la escalada porque nos ha demostrado que el ser humano es capaz de ascender sin caerse por paredes prácticamente lisas.
Pero en términos generales, entre los 5.10s y los 5.12- la progresión en el grado es relativamente rápida y realmente no requiere de proyectar. Si alguien escala 5.11d en más de quince pegues definitivamente le falta desarrollar base, le falta solidificar los 5.11c, 5.11b y 5.11a, construir su pirámide. Una buena manera de entenderlo es que tu grado a vista debería ser cuatro grados por debajo de tu grado máximo (si tu grado máximo proyectado es 5.12d, 5.11d debería ser tu grado máximo a vista).
Proyectar es entrar en una zona de confort
Quizá te preguntes cómo proyectar podría llevarte a una zona de confort y quizá seas de la idea de que más bien lo contrario, que implica explorar los límite de nuestras posibilidades físicas y mentales. Esto es relativamente cierto.
La mayoría de las veces los proyectos nos llevan a una zona de confort donde no tenemos que esforzarnos, asustarnos y, por ende, aprender. Por lo general escogemos una ruta que se adapta a nuestro estilo, está cerca de casa y es lo suficientemente difícil como para que nadie nos vea fallar. Una vez que la pruebas, sabes a qué te vas a enfrentar en cada pegue y dónde puedes volar (proyectar es escalar en un terreno más o menos dominado).
Los escaladores a vista más efectivos no dejan que esto suceda. Cuando escalas a vista o pruebas una ruta que puede costarte pocos pegues sales de tu zona de confort porque no sabes qué vas a encontrar, cuán difícil será el paso duro, qué tipo de secuencias tendrá y en qué parte puedes volar. Si te encuentras gravitando hacia la misma escalada una y otra vez solo porque es 5.13a y está bien equipada, debes pensar en lo que quieres de este deporte.
Eric Horst (entrenador y escritor de escalada) propone la regla 10–4, lo que significa que si una ruta te exige más de diez intentos o cuatro días de esfuerzo, debes pasar a otras rutas y dejar el proyecto para una futura temporada. También sugiere lo que él llama la directriz 80–20: pasa el ochenta por ciento de tu tiempo al aire libre escalando rutas que puedes ascender en tres o menos pegues, y solo el veinte por ciento en proyectos a más largo plazo. ¿Exagerado? Lo importante es encontrar un equilibrio.
Proyectar alimenta el ego y por lo mismo puede hundirnos en la frustración
Escalar duro no sólo va de ser fuerte, sino inteligente. ¿Te ha pasado que organizas tu próximo rock trip y te preguntas si deberías meterte en el mismo grado máximo que tienes cerca de casa? Nada mejor que imaginarse a uno mismo encadenar una ruta de nuestro grado máximo en un viaje corto y en una zona de escalada jamás visitada. No obstante, esto generalmente es impulsado por nuestro ego que quiere verse a sí mismo glorificado, pero difícilmente sucede y tampoco nos hace mejores escaladores (ya explicamos antes por qué).
Hay tanto por descubrir, tantas rutas por ascender, movimientos por explorar, sectores para visitar que si tu decisión es concentrarte en una sola ruta, entonces debes ser un maestro de la motivación, manejar inteligentemente la frustración y sentirte cómodo fallando. Pero esto sólo se consigue después de años de caer y levantarse, y volver a caer y volver a levantarse.
Proyectar, no obstante, es un juego importante
¿Por qué proyectar? Proyectar es parte importante del deporte porque te permite ir más allá de tus expectativas normales y ampliar tu comprensión de lo que es posible. Cuando te caes, aprendes; en la vida y en la escalada. Así pues, proyecta. Sí, lo sé, parece que estamos contradiciendo todo lo dicho hasta aquí, pero es importante encontrar un equilibrio entre sólo proyectar y sólo escalar rutas fáciles, que no representan ningún reto. Muchas personas pueden escalar más duro de lo que piensan, pero no terminan de atreverse.
Alternar días entre un proyecto de nivel límite y una ruta de segundo nivel realmente puede ayudar con la motivación, mantener el estado físico y reducir las lesiones. Alternar semanas proyectando una ruta cerca de casa y hacer rock trips dedicados a aumentar el grado máximo de nuestra escalada a vista es una manera exitosa de progresar, de fortificar los cimientos de nuestra pirámide.
Conclusión a modo de manifiesto
Escalamos porque nos brinda felicidad: Escalas para divertirte, ¿no? Proyectar es divertido, sólo si sabemos mantener muy alta la motivación. Reducir la escalada a proyectar no te llevará más rápido a ser un escalador de alto grado, sino a afrontar días de mucha frustración y desmotivación que te harán preguntarte para qué escalas.
Escalamos porque nos muestra que somos capaces más de lo que creemos: Solo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde pueden llegar, afirmó T. S. Eliot. Cuanto más sólida sea tu pirámide, mejor escalador serás. El grado irá llegando. ¡Que no existan fronteras en tu escalada!
Escalamos para sentirnos vivos: Hay dos clases de escaladores, decía Alex Lowe, los que escalan porque su corazón canta cuando están en la montaña, y todos los demás. Nutre la escalada a vista, proyecta, prueba nuevos estilos, repite rutas que te costaron, ve a sectores desconocidos, aprende de los veteranos, escucha tu cuerpo. La escalada no es una obligación, no es un trabajo, es ese estilo de vida que sólo encontramos allá afuera, en las alturas. No lo agotes.
“Sí, sí, lo sé. Yo también fui un novato una vez… Con toda honestidad, a veces envidio tu posición. Fue divertido ver ganancias masivas cada semana. Ahora lucho durante meses para obtener medio grado (o menos). Ahora que lo pienso, realmente no quieres mejorar más rápido. Sólo te estás preparando para una rápida desilusión y frustración. Si realmente quieres mejorar, deja de probar problemas duros”.
“The hard truth. Simple ways to become a better climber” de Kris Hampton