Mujer Montaña, un proyecto que enaltece la unión y la fraternidad, más allá del género, la nacionalidad y la cultura, a través de un hogar común: la montaña.
Las montañas enseñan a amar la vida
Por: Griselda Moreno, directora de Mujer Montaña
Foto de portada: Cortesía Mujer Montaña
Miro atrás en los años y doy cuenta que haber elegido a las montañas como un camino de vida ha sido la mejor elección. Definitivamente ellas me han enseñado a mirar y amar la vida con una sensibilidad que solo la belleza más pura contiene.
He encontrado en la vastedad infinita y en las indomables alturas, las verdades que hay en el viento, la comunión de mi alma en cada aurora y en cada ocaso, la perfección estremecedora de los cielos prístinos que preservan el mágico mundo estelar. He entendido el vuelo del cóndor, símbolo de la libertad de los pueblos, el lenguaje de las rocas, a veces dormidas, a veces tan vivas y cohabitado con el vértigo, el miedo y la soledad.
Las montañas abrigan energías colosales, energías que intervienen de alguna manera en quienes las caminamos. La sensación de estar en una cima rodeados por tanta inmensidad conmueve hasta los huesos y es inevitable que la montaña que llevamos dentro despierte, se conecte, se haga fuerte. Abrirse a la naturaleza y a sus profundidades es darse la oportunidad de encontrarse.
La montaña es un camino inequívoco de transformación a mejorar como persona. Valores fundamentales brotan de compartir estos espacios, nos ponemos en el lugar del otro, en lugar de la madre tierra, concientizamos nuestras acciones. Es como un remedio ancestral, nos despoja del sentido material, nos inunda de humanidad. Una cuota necesaria para poder respetarnos más como personas, arrancarnos los egos, entendernos en un mundo de equidad.
A lo largo de estos años en las montañas del mundo, escribiendo y fotografiando lo pocas veces imaginado, he disfrutado de un sinfín de cosas, personales y ajenas. Sentir que soy parte de algo mucho más grande, abrazarme al inmensurable sentimiento de libertad y saberme insignificante al mismo tiempo.
El gran espejo que es la montaña, arriba no hay máscaras, eres quien eres. Encontrarme en la hondura de las miradas de mis compañeras y compañeros de expedición cuando un objetivo de cumbre se logra, escuchar el pálpito de sus corazones por la superación, porque derrotaron miedos, porque descubrieron que podían más de lo que sospecharon jamás.
Nace Mujer Montaña
Mujer Montaña señaló el comienzo de una senda llamada a construir comunidad. ¿Si la montaña aportaba tanto a mi vida, enseñaba tantas lecciones fundamentales, empoderaba el corazón, desnudaba la humildad, cómo podía compartir esto con más personas, sobre todo, con más mujeres?
En Octubre del 2012, la primera expedición inter generacional liderada y conformada por mujeres al Nevado de Cachi (6380 msnm, Salta, Argentina) que concretamos junto a Mercedes López y Mariela del Valle Flores sentó el origen de Mujer Montaña.
La expedición cobró tanta relevancia en los medios de comunicación que dimos cuenta que a pesar de vivir el segundo milenio, ser mujer en la montaña, sobre todo en el imaginario colectivo, seguía siendo una excepción. Desde 1838, cuando Henriette de Angevilles llega a la cumbre del Monte Blanco con la falda atada a la cintura, el camino de las mujeres en la montaña ha sido difícil.
Las críticas sociales y morales cayeron como lluvia sobre los hombros de muchas mujeres que soñaron acceder al montañismo profesional a lo largo de la historia, sin embargo, un puñado de ellas, logró entablar en las distintas épocas legítimas revoluciones y abrir la huella que hoy transitamos.
En Julio del 2013, en las montañas níveas de Bolivia, junto a la escaladora boliviana Denys Sanjinés con quien fundamos este sueño, nació Mujer Montaña. A poco más de cuatro años de aquello, el proyecto tiene en su camino una profunda misión: despertar la montaña que cada uno llevamos dentro.
Las montañas y el montañismo se convirtieron en un sagrado medio para lograr otros fines para la vida. Trascendimos lo deportivo y nos vinculamos a la raíz de la más hermosa unión que la naturaleza puede ofrecernos, la que nos conecta a nosotros mismos, fuente generadora de fortaleza personal.
Dar visibilidad e identidad a estas ideas ha sido arduo, pero hemos logrado concretar cuatro encuentros internacionales: Bolivia (2013) Argentina (2014) Perú (2015) Ecuador (2016) y dos Programas Especiales, en Huaraz (2017) y recientemente en México (2018) con resultados muy positivos. Las alianzas con diversas instituciones, proyectos afines y marcas especializadas han sido necesarias para fortalecerlos mancomunadamente en el ambiente que nos convoca.
Somos un equipo de montañistas, escaladoras y profesionales operando en distintos países y en cada uno de ellos realizando a lo largo del año, charlas, cursos y expediciones independientes. A las sedes fundadoras Salta (Argentina) y La Paz (Bolivia) se han sumado una Cusco (Perú) y otra Mérida (Venezuela) llevadas adelante por Lixayda Vásquez y Susana Rodríguez respectivamente. Recientemente se creó una en México.
Los eventos que proponemos son mixtos, creemos que la complementariedad de género y el reconocimiento de las fortalezas de cada parte en todos los aspectos de la vida es el camino para un mundo más equitativo.
Pero especialmente el proyecto nació con el ánimo de acercar la actividad a las mujeres latinoamericanas, de apoyar el desarrollo y crecimiento del montañismo femenino en el continente, con la entera convicción de que esta actividad puede ayudar a derrumbar miedos, a enfrentarse a los limites personales, a descubrir capacidades para un desarrollo integral de las mujeres en la búsqueda de su máximo potencial.
Nuestros encuentros y programas de capacitación, donde se imparten cursos de senderismo, escalada en roca, hielo, montañismo general, primeros auxilios, ecología de montaña (no deje rastro) trabajo en equipo y se logran ascensiones colectivas enfatizando en la poderosa energía de grupo, buscan la autonomía de las personas en la montaña y la retroalimentación de cada una de ellas que hacen parte de los eventos.
La pluralidad de pensamientos y modos de ver la montaña dada por la gran fortuna del encuentro entre naciones que vamos dibujando, nos pone en la ruta del sueño anhelado, siempre con la bandera del respeto y amor hacia la montaña: nuestra casa.
Mujer Montaña en México
“El montañismo en México tiene una larga tradición, donde la cultura de montaña – me cuenta uno de los grandes escaladores del país, Armando Dattoli – era parte del corazón de quienes iban a la montaña”.
Pero el advenimiento en los últimos años del “turismo de la nieve” ha ocasionado que cientos de personas, sin conocimientos sobre cómo hacer y proceder en la montaña, visiten los volcanes sin la preparación adecuada. Hemos visto hombres y mujeres con calzados para ir a un centro comercial intentando subir al Iztaccihualt, con latas de bebidas en las manos, que luego dejan en la montaña.
La falta de conciencia ecológica y cultura de montaña, provocada por la poca sensibilidad al entorno y desconocimiento del respeto por zonas naturales, se ha perdido en la masividad irrefrenable que produce hoy la moda de ir a la montaña. Pero no podemos culpar a la persona que desconoce, más bien debemos accionar para darles ese conocimiento. La ignorancia termina generando daños que ni siquiera sabemos que lo estamos haciendo.
Elegimos México para desarrollar nuestro segundo Programa Especial por estos motivos y también por interconectar a más mujeres mexicanas con la fuerza de la montaña. Aportar a generar conciencia respecto a las carencias mencionadas y sumarnos a las iniciativas empresariales, instituciones y de comunicación que lo están haciendo en el país, fue parte de nuestras motivaciones de llegar hasta aquí.
El programa tuvo lugar del pasado 9 al 19 de marzo y reunió una serie de actividades en dos ejes: la espeleología y la alta montaña. La inauguración, convocó a un precioso ramo de mujeres que entre anécdotas y homenajes desempolvaron sus pasos en las montañas en la década de los 80 compartiendo el espacio y el público con mujeres de nuevas generaciones que hoy llevan adelante proyectos y actividades en México. Las emociones de Blanca Artur, Alejandra Martínez, Isabel Hernández, Zoar Martínez, Miriam Diaz y la peruana Tana Mejía, comulgaron en una noche de alegrías y sueños.
“México es el Himalaya de la Espeleología”, habíamos escuchado decir incontables veces y descender a ese universo místico escondido de la naturaleza, acceder al mundo subterráneo donde conviven la maravilla y el misterio fue la propuesta inédita que pensamos para este programa, donde siempre buscaremos destacar lo local.
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“La Mujer Blanca”, Volcán Iztaccihuatl, fue la montaña elegida para la convivencia y capacitación de las personas que arribaron desde distintos puntos del continente y de Europa a compartir la montaña y la vida en esta tierra mega diversa.
Respetar la montaña es prepararse para ir a ella, a lo largo de cuatro intensos días se repasaron temas sobre la mirada consciente a la montaña, el equipo necesario, técnicas de aclimatación, porteo de agua, campamentos, tratamiento de desechos orgánicos, técnicas de progresión en glaciar (uso de crampones y piolet), maniobras de progresión por cuerda fija, trabajo en equipo, la montaña como escuela de vida, el sentido de la hermandad.
El domingo 18 de marzo logramos una emocionante cima colectiva, agradeciendo a la Madre Tierra y a la propia voluntad, la oportunidad de sentir y respirar la vida a corazón abierto.
Mujeres y hombres guías e instructores mexicanos ayudaron comprometidos en el desarrollo del programa, con quienes estamos gratamente agradecidas, entre ellos Miriam Díaz, Lorenzo Ortiz, Jorge Belmont, Arturo Robles, Everardo Castro, Ángeles Verde, Ulises Rivera, José Antonio Barroso Baldera, Nadia de la Fuente, Guadalupe Flores, y por supuesto los coordinadores locales Yolotzin Medina Carrión (actual enlace de Mujer Montaña en México) y Bernardo Finck Vite.
Un temazcal cerraría el evento en esta tierra de magias y contrastes, una experiencia extra sensorial inédita para quienes pudieron mediante el vapor purificador, hierbas medicinales, canticos de relajación: sudar los miedos, las tristezas, el odio y abrazar el amor. Pero los ánimos de las mujeres y hombres que llegaron hasta aquí, quisieron seguir visitando cumbres y los corazones galoparon a las cimas del Volcán Citlaltepelt, Nevado de Toluca y La Malinche. En todas esas cimas se quedó el espíritu de un proyecto que enseña a amar a las montañas y a la vida.
Es difícil de explicar el sentimiento de la montaña, lo cierto es que convoca extrañas sensaciones que trascienden la ascensión en sí misma e inyectan el embrujo de una necesidad. Acaso la de regresar una y otra vez para respirar el aire enrarecido y puro de las alturas, la de caminar contiguo al silencio, la de abrazar la iridiscencia y alojarla en el alma, la de honrar a la montaña en cada paso y saber que allí arriba un hilo invisible de atemporalidad comunica mundos distantes y elimina todo tipo de fronteras.
Griselda Moreno
Periodista y fotógrafa de montaña
Argentina
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