Por más carreras sin playeras (poleras, remeras, pulover, camiseta). La industria textil es la 2ª más contaminante del Planeta, ¡seamos el ejemplo!
Por: Yolotzin Medina
Las carreras deportivas han causado furor en gran parte del mundo volviéndose una de las actividades más rentables para los organizadores, y México no es la excepción, sobre todo en los últimos 10 años, sin embargo, muchas se realizan sin medición ni regulación ecológica.
Tan sólo en la Ciudad de México se llevan a cabo más de 200 carreras deportivas al año, de diferente índole. Se pueden encontrar pruebas de 5k, 10k, 15k, splits, 21k medio maratón, 42k maratón, carreras de obstáculos, infantiles, caminatas y las carreras de montaña. Todas ellas, o la mayoría, incluyen un kit para los competidores en la que contiene una prenda de vestir sintética y, peor aún, muchas veces de una sola puesta o que se va al cajón de colección y no se usa.
Cada año, en agosto, se realiza el maratón de la Ciudad de México y ya se ha presentado públicamente el textil de diseño único que distinguirá a ese evento deportivo, rodeado de una mercadotecnia infalible hacia los competidores. Cerca de 20 mil prendas sintéticas serán repartidas para lograr esa identificación personal con la marca. ¿Has considerado qué representa ese textil para el medio ambiente?
El poliéster puede encontrarse de forma natural, sin embargo, su versión sintética como derivado del petróleo es la más utilizada en el sector industrial. Al someter este plástico, que es el mismo con el que se fabrica el PET (tereftalato de polietileno), al proceso de polimerización, se convierte en una fibra muy útil para la fabricación de prendas de vestir deportivas, ya que es resistente a la humedad, a ciertos productos químicos y a fuerzas mecánicas, lo cual lo hace idóneo para el uso rudo.
Cifras de NPD Group describen que en 2017 la participación de las carreras deportivas registraron un aumento del 11% con respecto al 2016, que fue de 7.4%. La industria del running en México espera un crecimiento del 40% este año en relación al 2018.
“La industria de las carreras se conforma por el número de corredores, la vestimenta que utilizan, los costos por registro de carreras y la producción de las mismas, medallas, textiles de diferente índole, los ingresos por patrocinio de marca y el turismo que se desarrolla en los sitios en que ocurren las competencias.” – ¿Moda o negocio?; el ‘running’ vale 25 mil mdp en México, publicada por MILENIO.
La huella ecológica de todo lo que implica la realización de una carrera puede ser muy alta, tomando en cuenta no sólo la cantidad de botellas de plástico (productos de pet), los conos de papel y bolsas para el agua, envoltorios plásticos y metálicos de la comida energética, la propaganda impresa, sino también por el altísimo uso de textiles que se proporcionan en los kits de competidor.
Por otro lado, podría parecer que las carreras de montaña son “menos contaminantes”, sin embargo, no por contar con un protocolo ecológico, sino porque aún no son tan populares como las urbanas, pero van tomando la misma dirección en cuanto a su impacto ambiental y, peor aún, la contaminación que se queda en las montañas daña ecosistemas enteros.
Algunas de las preguntas que podemos hacernos como deportistas son ¿cuántas playeras o prendas relacionados a las carreras que hemos corrido realmente usamos?, o ¿qué carreras siguen mejores prácticas de responsabilidad ambiental?
Los textiles conmemorativos no nos reafirman como corredores, sino como consumidores.
De acuerdo a la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex), la utilización de fibras sintéticas y derivadas del petróleo, como el poliéster, dificulta e incluso impide su reciclaje. Y deshacerse de ellas mediante la incineración, es altamente contaminante. Si en 2015 el sector textil era responsable del 2% de las emisiones de CO2 en el planeta, para 2050 se estima que generará el 26%. En cada lavado, las prendas sintéticas sueltan microfibras (plásticos) que acaban en los océanos y que sumarán alrededor de 22 millones de toneladas de aquí a 2050, según calcula la Fundación Ellen MacArthur.
* La industria textil produce el 20% de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de carbono en el mundo.
* El cultivo de algodón representa entre el 3 % y el 4 % del agua que se emplea en todo el mundo para cualquier uso. Utiliza el 22.5% de los insecticidas que se usan en el mundo.
* El poliéster es la fibra más utilizada para fabricar ropa. De acuerdo a un informe publicado en la BBC, se utilizan 70 millones de barriles de petróleo cada año para el proceso de confección, y posteriormente la fibra tarda 200 años en descomponerse, produciendo gases altamente contaminantes.
* La materia prima del rayón, viscosa o lyocell (tencel) es la celulosa, lo que conlleva a la tala de 70 millones de árboles cada año.
* Para el 2050 habrá 22 millones de toneladas de microfibras sintéticas en los océanos, provenientes de los textiles.
*Cada año se producen 100 mil millones de nuevas prendas sintéticas.
Pero no todo son malas noticias. Existen acciones que ya se han implementado para tener metodologías específicas en carreras de montaña que ayuden a minimizar el impacto ambiental que generan, así como muchos atletas que se suman para participar de manera más consciente.
Un ejemplo de lo anterior y que habría que tomar en cuenta es la “Guía de buenas prácticas para el desarrollo de carreras por montaña en espacios naturales protegidos” que forma parte de la serie de manuales de EUROPARC España, y que, aunque lejos de ser obligatoria, marca una pauta de conciencia en el sector.
Como corredores de montaña, las acciones que podemos tomar para reducir la alta contaminación de los textiles sintéticos, pueden ser las siguientes:
– No adquirir ni aceptar ropa sintética innecesaria (ni cualquier otro producto).
– Intercambiar ropa con amigos y familiares cuando ya no los utilices.
– Reparar la ropa y los zapatos desgastados en lugar de tirarlos.
– Buscar marcas con prácticas de responsabilidad ambiental.
– Comprar artículos de calidad que durarán más tiempo.
– Reutilizar textiles de carreras o eventos deportivos pasados.
– Reemplazar el diseño de la playera como criterio para elegir una carrera, por la responsabilidad ambiental que tenga la organización.
– Consumir textiles por su función práctica en primer lugar, y por su diseño en segundo.
– Traer de la montaña todo lo que llevas a ella (sobres de geles, botellas, etc.)
– Usar tu propio recipiente para el agua (no PET).
Reinventemos nuestra forma de correr, por más carreras con responsabilidad ambiental.