Karina Carsolio asciende y desciende de la cumbre del Iztaccíhuatl en 6:05:12, un proyecto que realiza con una buena causa. No te pierdas la entrevista.
Karina Carsolio establece una nueva marca de ascenso-cumbre-descenso en el Iztaccíhuatl en un tiempo de 6:05:12, el día de su cumpleaños y con la firme convicción de crear consciencia ambiental.
No te pierdas la siguiente entrevista que Freeman le realizó tras su logro del pasado sábado 28 de septiembre.
Freeman (F): Karina, muchas gracias por darnos esta entrevista. Platícanos, ¿cómo surge la idea de realizar un FKT en el Iztaccíhuatl?
Karina Carsolio (K): Gracias a ustedes por el espacio. Hace año y medio surgió la idea de buscar una nueva marca de ascenso desde Amecameca a la cumbre del Iztaccíhuatl y de vuelta a dicho pueblo. Max Álvarez y yo buscamos la ruta que había realizado mi hermano Santiago, pero no la encontramos. No obstante, encontramos otra vereda increíble, que llega al centro de un pueblo que se llama Santiago Cuauhtenco, que está un poco más cerca del bosque y que nos encantó. Está mucho mejor para correr, más marcada, mientras que la de Santi se pierde en épocas de lluvia. Entonces, desde principios de este año ideé hacer el récord. Fui armando el proyecto, invité a mucha gente.
(F): En términos logísticos, ¿cómo lo organizaste?
(K): Los FKT se dividen en dos categoría, self supported o supported, es decir, con autonomía absoluta o con apoyo. Decidí hacerlo de la segunda manera. Santi y Dani Cervantes me esperarían en el Refugio Mac Allister con equipo para realizar la segunda parte del trayecto. Ellos salieron dos horas antes que yo, pero los alcancé previo a que llegaran al refugio, así que tuvimos que realizar la transición un poco más abajo, lo que me alentó un poco porque llevaba más peso.
En la panza de Ayoloco el viento que soplaba y el nivel de humedad complicaron las cosas. Tenía congelado todo, hasta las pestañas y sentía mucho frío. En el ombligo estaba a punto de tirar la toalla.
Cuando llegué a la cumbre comercial la montaña estaba muy tapada, con mucho viento y frío. Filmé un pequeño video y vi que seguir hacia la otra cumbre era arriesgar. Hasta ahí había realizado 3:45min y decidí descender. Terminé el FKT en 6:05:12.
(F): ¿Es éste un mejor tiempo que el de tu hermano?
(K): En realidad no, porque Santiago salió desde Amecameca, que está un poco más retirado y él si llegó a la cumbre del pecho, haciendo un total de 7:05min. Es decir, Santi corrió 8.5km más que yo y con el mismo desnivel.
(F): Le otorgaste números a cada una de las personas que te ayudarían en el proyecto, como si se tratara de una carrera de montaña, ¿por qué lo hiciste así?
(K): Mi idea de los números surgió como una acción para concientizar a mis cercanos de lo que está pasando con el calentamiento global y sobre las acciones que debemos tomar urgentemente para frenarlo. Me frustra mucho que la gente más cercana a mi, que aman la naturaleza, no adopten acciones que creo que son necesarias y simples para proteger la Tierra. Entonces me pregunté, “¿qué puedo hacer para que la gente que vaya conmigo considere hacer pequeños cambios en su estilo de vida?”
Primero, quise correr con un letrero que dijera “Gracias glaciar de Ayoloco por haber existido”, pues las primeras veces que hice esa ruta, hace tan sólo un año, el glaciar llegaba más abajo, ahorita ya no hay nada. Entonces pensé, “¿Por qué no corro con números que hablen del cambio climático? Fue lo que hice.
(F): Los números tenían datos y estadísticas sobre cambio climático, ¿cómo crees que esos números, ese gesto, tienen un impacto positivo frente al problema ambiental?
(K): La información es la mejor herramienta para el cambio. No podemos responsabilizarnos del impacto que generamos si no sabemos cuál es. Imagínate que en las escuelas hubiera una clase de cambio climático, o que en lugar de las noticias diarias de muertes ofrecieran tips y datos relevantes sobre el tema. Si generamos un impacto no es porque seamos malos, lo que pasa es que somos muy buenos consumidores y nos educan a eso.
Por supuesto que corriendo no voy a cambiar al mundo, pero si al menos puedo influir en 10 personas, para mi ya es un pequeño cambio. Así que eso fue lo que hice y fue hermoso ver a todos con numero bien entusiasmados.
(F): Tú, como persona, como ser humano, ¿cómo ves el problema ambiental de nuestros días?
El problema está estrechamente relacionado con los inicios de la época industrial. En todas las escalas aprendimos en base de la separación, la competición, de dañar, conquistar y ganarle a tu enemigo. Al tratarnos así entre humanos, entre especies, quebramos la homeóstasis planetaria: el equilibrio de cualquier sistema. Tratamos al Planeta como si no estuviera interconectado. La planta necesita de la tierra, la tierra de los nutrientes, los nutrientes del abono y el agua, y la cadena continúa.
(F): ¿Cómo podemos frentar esto?
(K): Definitivamente el consumidor tiene el poder, así pues, la solución, en parte, es convertirnos en consumidores conscientes, en tomar decisiones que le devuelven, aunque sea en una muy pequeña escala, esas homeóstasis al Planeta.
(F): ¿Cuáles son las medidas que toma Kari Carsolio para dar sur granito de arena? ¿Nos podrías dar unos ejemplos de tu estilo de vida?
(K): Intento consumir lo menos posible, reusar mis prendas lo más posible y después darles una segunda vida. También, por ejemplo, decidí tomar únicamente un vuelo trasatlántico al año, aunque me quede sin competir en Europa. Consumo local, soy vegetariana. No tengo coche ni pienso tenerlo, ¿cómo le hago? Me levanto más temprano, me desplazo a los sitios corriendo, y claro, mi nivel físico ha aumentado gracias a esto.
También, por ejemplo, decidí voltear mi bote de basura y ver de qué está hecha mi basura; observar la basura que generas te da un cambio en el estilo de vida. Así, hago mis propias desodorantes, pastas de dientes, bloqueador solar -lo compro todo biodegradable y a granel en las farmacias París, a donde llevo propio recipiente-, compro shampoo en barra, uso cepillo de dientes de bamboo, no compro encendedores sino uso fósforos. En verano, incluso muchas veces me baño en el río. Sigo siendo consumidora, sí, pero es nuestro tipo de demanda la que determina el mercado y su oferta. Así, no es difícil imaginarse un futuro cercano donde las tiendas vuelvan a vender todo a granel, por ejemplo.
(F): ¿Qué piensas de que todo esto pueda verse como una moda o un estilo hippie?
(K): Creo que hacer las cosas desde un lugar de mucho amor genera cambios positivos y sí, por más hippie que suene. Creo que la gente instintivamente defiende su estilo de vida por la comodidad que le trae. Pero cuando el ejemplo se pone desde un lugar sin prejuicios, con empatía, escucha, el cambio se da. Por ejemplo, en el centro de salud donde trabajo siempre llevé mis recipientes y termos. Entonces me observaban y poco a poco se fueron sumando, sin que yo predicara nada.
Sí, mucha gente se toma todo esto como una moda, pero lo que está en juego no es una moda, sino el Planeta (o mejor dicho, nosotros). Si no lo hacemos drásticamente diferente se extinguen especies, ríos, cosechas. Creo que, frente a toda moda efímera, ésta se convertirá obligada y crucialmente en un estilo de vida. No queda tiempo.
(F): Entrados en el tema, ¿cuál es tu opinión de la activista Greta Thunberg, quien no sólo ha sido considerada como la imagen de una moda, sino además su discurso es rechazado por muchos no sólo por el tono incisivo que maneja sino porque, de acuerdo a ellos, es de un lugar privilegiado, es blanca y grandes corporaciones la respaldan?
(K): Por un lado, yo creo que sí, es un mensaje desesperado, pero porque la situación es desesperante; si a alguien no le gusta el tono, entonces que vea documentales que lo explican muy bonito.
En segundo lugar, la admiro mucho, representa ese enojo que muchos de mi generación y su generación tenemos. “Para qué si a mi ni me va a tocar”, dicen los adultos, no pues sí, tú ya viviste muy bien y ya nos dejaste el mundo como está. Es un reclamo absolutamente legítimo.
En tercer lugar, ¿que es blanca y con una vida de privilegio? Claro que han sido injustos los oídos sordos puestos a todos los líderes nativos, activistas y ecologistas que incluso han fusilado. Pero a ver, yo creo que esas personas que la rechazan, no por su discurso sino por su nacionalidad, deberían cuestionarse algo: tú, que gozas de algún privilegio, sea cual sea, ¿cómo lo estás usando para generar un menor impacto ambiental? Si cuentas con un plato de comida todos los días, ¿es comida consciente? El privilegio de Greta es ser blanca y lo está usando para despertar a multitudes, entonces hay que aplaudirle. Lo que está en juego no son los corporativos, sino el Planeta.
Indiscutiblemente vivimos en una sociedad separada, agrietada, coartada, violentada. Cuando haya un cambio climático realmente severo, los más afectados serán los de menos privilegio. Las sequías, las lluvias, inundaciones, plagas no lo vemos cuando vivimos en la ciudad más que en los bolsillos, porque en el súper están más caros los productos, sin embargo, para la gente del campo significa que no hay nada para comer. Greta Thunberg está decidiendo hablar por ellos y por todos. ¿Qué estamos haciendo nosotros?
(F): Muchas gracias Karina por la entrevista y por cada corrida en el cerro con consciencia.
(K): Gracias a ustedes por el espacio. Hay que hablar más y más alto. Por último, quisiera recordar el discurso de Severn Cullis-Suzuki en la Cumbre de Río de 1992, hace ya 27 años, cuando también, como Greta, era una niña. Cuando lo veo, me estremece.