Fotos: cortesía de Iván Vallejo
Tras 11 años, Iván Vallejo se convirtió en el primer ecuatoriano en realizar los 14 ochomiles. Esta es su filosofía como alpinista e impulsor del deporte.
Iván Vallejo es uno de los alpinistas más destacados de América. En el 2008 se convirtió en el primer ecuatoriano y tercer americano en ascender sin oxígeno los catorce ochomiles, después de Carlos Carsolio y Ed Viesturs.
Pero su historia comienza tiempo atrás. En 1978, con 19 años subió el Chimborazo (6310msnm), en su país natal, y en 1989 el Huascarán (6768msnm), en Perú.
Te presentamos la entrevista que hizo Freeman Outdoors a Vallejo, en la que nos platica sobre su trayectoria como montañista, los catorce ochomiles, su perspectiva respecto a la muerte, su filosofía como alpinista y su proyecto “Somos Ecuador”.
Freeman (F): Iván, muchas gracias por regalarnos un poco de tu tiempo para platicar sobre tu vida como alpinista. Para comenzar, nos gustaría preguntarte ¿cómo fue que llegaste a los Himalayas?
Iván Vallejo (V): Muchas gracias a ustedes por el interés.
Mi historia con los Himalayas inició en 1995, cuando me propuse organizar un viaje con el único objetivo de conocer el Himalaya y subir tres picos de siete mil metros que, en aquél entonces, estaban al alcance de mi economía.
Fue una expedición que me trajo un choque de sabores. Sentí una profunda emoción y me quedé impresionado de descubrir el Himalaya. Ya había estado en Perú pero jamás había visto algo parecido, los paisajes, lo salvaje. Sin duda, marcó un antes y un después en la visión que tenía en las montañas. Sin embargo, también volví con un sabor amargo al no poder subir el Pumori (7,161msnm) porque no estuvo al alcance de mi economía.
(F): ¿Fue en ese momento en el que pensaste que te gustaría subir un ochomil? ¿o cómo llegaste a los ochomiles?
(V): Sí, bueno, fue un reto que quise pero no tanto por tenerlo en la lista de objetivos, sino por el hecho concreto de experimentar física y mentalmente estar a esas alturas. Había subido sietemiles y sabía que pasar esa línea era una diferencia grande.
Entonces pensé en subir el Everest, pero para ello, estaba claro que necesitaba un proceso de entrenamiento. Subí el Ama Dablam en el 96′ (6812msnm). Y fue en el 97′ cuando llegué a la cima de mi primer ochomil, el Manaslu (8163msnm). Al año siguiente, el Broad Peak (8047msnm), en Pakistán. Todo esto fungió como complemento en mi proceso de entrenamiento. Fueron años importantísimos de aprendizaje, concientización, de resolver dudas, camino al Everest.
(F): ¿Y entonces se realizó tu sueño de llegar al techo del mundo, de ascender el Everest?
(V): Exactamente. En el 99′, el jueves 27 mayo a las 8am llegué a la cima del Everest, sin oxígeno. Fue muy importante a nivel personal y no sólo por la cumbre. Para estar ahí tuve que luchar mucho, pasé muchas necesidades, realmente hubo momentos de inestabilidad económica muy fuertes y, por ende, la satisfacción fue aún mayor.
(F): Y la idea de encumbrar los catorce ochomiles, ¿cómo surgió?
(V): En el 2000, logré ascender el K2, mi cuarto ochomil. Me sentía nervioso y, no les voy a mentir, con cierto miedo, pues los dos años anteriores nadie había podido hacer cima por sus condiciones climatológicas. Pero, finalmente, el 31 de julio 10am llegué a la cumbre de este colosal. En ese momento pude confirmar la conexión que tenía con la montaña.
Fue ahí cuando me propuse subir los catorce ochomiles. Pensé, “tengo las condiciones para hacerlo” y, por fin, conseguí mis primeros patrocinadores.
(F): ¿Cuándo terminaste los catorce ochomiles y qué significó para ti lograrlo?
(V): Con mi ascenso al Dhaulagiri (8167msnm) del 2008 terminé los catorce ochimiles. Excepto el Shisha Pangma (8,046msnm), que ascendí en el 2004, todas las otras montañas las realicé en estilo ligero y sin oxígeno.
Me tardé once años en lograr los catorce ochomiles. Para mí, fue como realizar un doctorado. Tras largas estancias en el Himalaya, un par de sustos bastante serios en las montañas, experiencias que cambiaron mi vida radicalmente, sin duda, este proyecto fue más que una meta, una verdadera escuela de vida.
(F): Catorce ochomiles en once años, es decir, hubo años en los que ascendiste más de un ochomil. En realidad, superaste los ocho mil metros diecisiete veces en tu vida. Repetiste el Everest, una vez por la cara sur y otra por la cara norte. Todos estos ascensos, como mencionabas, dejaron un gran legado en tu vida. ¿A partir de todo ello, cuál es tu relación con la montaña? ¿es naturalista o más bien espiritual?
(V): Sí, es oportuno que me realicen la pregunta a nivel personal, porque las relaciones de las personas con las montañas pueden ser radicalmente distintas. En gran medida, nuestra experiencia en la montaña está determinada por cómo somos y no tanto a la inversa.
En mi caso, la montaña me cautivó por su escenario geográfico y, para mi, sigue siendo una muestra de la belleza y amor de dios con el universo que me acoge.
Mi conexión espiritual también se incrementó con ciertas experiencias que tuve en ella. La tormenta que viví bajando de la cima del K2, o un susto muy fuerte que tuve en el Annapurna, o el 5º intento al Kanchenjunga, que me llevaron a estar en situaciones límites, fueron determinantes.
Eso sí, en el momento en el que ser el humano, bajo cualquier condición, quiere encontrarse consigo mismo, es cuando hay un enriquecimiento, esté donde esté. A su vez, bajo situaciones límites, uno queda desnudo y entonces haz de mirar dentro de ti mismo y encontrar los argumentos que tienes para poder avanzar, esto, sí te lo da la montaña.
(F): Hablando sobre cuestiones espirituales y situaciones límite, ¿cuál es tu postura frente a la muerte? ¿qué piensas de ella?
(V): La muerte es parte del proceso de crecimiento del ser humano. Desde mi filosofía, es el siguiente paso para llegar a disfrutar de la luz eterna. Es un proceso normal de los seres vivos, aún cuando cause pena y dolor para los que se quedan.
En mi caso, no voy a la montaña a buscar la muerte, sino todo lo contrario. He estado cerca de ella, pero en realidad, lo que me llama de la montaña es intentar tener las herramientas y conocimientos necesarios para poner las cosas bajo un cierto control, que claro está, nunca es total. Es saberse susceptible y capaz a un mismo tiempo.
(F): Por último, platícanos sobre tu proyecto “Somos Ecuador” y la importancia de fomentar el alpinismo en tu país.
(V): Somos Ecuador es un proyecto que ideé en el 2009 con la finalidad de transmitir el aprendizaje que he adquirido a lo largo de las décadas en las montañas, así como fomentar este deporte en nuestro país. Creo que es muy importante crear un puente entre las nuevas generaciones y nosotros, quienes poseemos los conocimientos para poder practicar alpinismo.
En Ecuador, el alpinismo ha crecido bastante. A través de la difusión ha aumentando su práctica. Cada vez hay más atletas y el deporte se profesionaliza.
Por ejemplo, dentro de Somos Ecuador, Esteban Mena se convirtió en guía para Alpenglow, quien por cierto hoy [28/09/18] encumbró el Cho Oyu. Él, junto a Nicolás Navarrete y Roberto Morales alcanzaron la cumbre del Larkya Sur (6,416m) el año pasado, a través de una nueva línea que bautizaron como Directa Ecuatoriana (VI, 5.11R, C2, 700m).
Asimismo, Somos Ecuador llegó a la cumbre Everest en estilo alpino, en una expedición donde iba Carla Pérez y en la que se convirtió en la sexta mujer en el mundo en lograrlo sin oxígeno.
En el 2014 el grupo, conformado por Carla Pérez, Esteban Mena, Chapico Cáseres y Nicolás Navarrete, lograron subir el Kysil Asker (5,842msnm), China, por una ruta nueva de escalada alpina.
(F): Iván, ¡enhorabuena! Creemos que el fomento de la cultura outdoor y al alpinismo realizado por los más grandes, no puede sino traer frutos también grandes. Muchas gracias por tu tiempo y la entrevista. Esperamos verte pronto en México en algún festival.
(V): Muchas gracias a ustedes y sí, claro, me encantará visitar México.
A continuación te compartimos un video entrevista completa a Iván Vallejo sobre el Everest.