La apertura de “Haka Dance”, 190 metros de hielo, roca y nieve
Ixchel Foord, escaladora y montañista mexicana, viajó a finales del año pasado a Nueva Zelanda, junto con la española Cecilia Buil. El objetivo era realizar la apertura de una nueva ruta por una cordada femenina. La experiencia de ambas y toneladas de paciencia, dieron buenos frutos a la expedición.
“Haka Dance” fue el resultado de un par de meses de lucha contra el mal clima, pero al final, bien valió la pena. Ixchel nos platica un poco de su viaje.
Por Ixchel Foord
El 14 de agosto de 2016 y después de un largo viaje, llegué a Nueva Zelanda, en donde fui recibida por Ben Dare, un fuerte alpinista neozelandés que me acercó a la escalada en hielo en este país.
Mi primera escalada fue en Remarkables, un lugar al que todos los escaladores acuden cuando las cascadas de hielo están en condiciones, pero ese año no fue así. Como cada invierno, hay largos periodos de alta temperatura que deterioran el hielo y las condiciones para escalar se hacen más difíciles.
Escalé una vía en Lake Alta y prácticamente al dar el primer swing con el piolet, el hielo se cayó a pedazos, lo cual fue un presagio de lo que nos esperaría las siguientes semanas. En esa parte del mundo aún hay mucho por escalar en terreno virgen, pero hay que tener paciencia para encontrar el momento adecuado, ya que el clima es caprichoso y poco fiable. La clave es escalar rápido y con una buena logística.
El día 18 llegó Cecilia Buil junto con Alejandro Ibarra, Pablo García, camarógrafo de la expedición y el fotógrafo David Nieto. A la mañana siguiente preparamos el desayuno, celebramos brevemente mi cumpleaños y en seguida nos pusimos a ver mapas de la isla, en espera de Janette Heung, la tercera integrante de la expedición.
Nunca pensamos que fuera tan difícil siquiera encontrar zonas en condiciones para escalar en hielo, las temperaturas iban en aumento y tuvimos que buscar cada vez zonas más altas. Hicimos varios intentos en Mc Pherson Valley, Cirque Creek, Gertrude Valley e incluso del emblemático pico en Milford Sound, llamado Mitre Peak, del cual y después de agotar alternativas tuvimos que alejarnos debido a que todos los accesos estaban cerrados por seguridad.
A estas alturas del viaje y después de cuatro semanas de búsqueda, el clima no mejoraba y seguíamos sin poder escalar en hielo. Los ánimos bajaban y debo admitir que los interminables días ya me tenían estresada y empezaba a sentirme abrumada, pero el paisaje me mantenía motivada. ¡Las dimensiones son tremendas!
Después de algunas diferencias, Janette tomó la decisión de dejar el grupo y la segunda parte del viaje la hicimos Cecilia y yo. El sitio de interés fue el Mt Douglas y sus alrededores, pero el anuncio de una nueva tormenta nos cambió la logística, una vez más.
Estuvimos confinados en el refugio por dos días, sin siquiera poder salir a la letrina, ya que resultaba muy peligroso ir y en caso de hacerlo, debías ponerte el arnés, los crampones y asegurarte a una cuerda fija que te dirigía al baño. Incluso hubo un momento que pensamos que iba a salir volando el techo del refugio. El mal tiempo y el acortamiento de la buena ventana nos orilló a escoger una posible vía en Pioneer Ridge.
“Haka Dance”
Cecilia, Pablo y yo comenzamos el acercamiento a la pared. La línea escogida fue atacada primero por Cecilia, la cual fue técnica y con muchos movimientos en mixto. Al limpiar este largo me sorprendí que pudo colocar algunos tornillos de hielo.
En el segundo largo encontré un poco de hielo bueno en donde coloqué unos tornillos y seguí por una repisa de nieve. Decidí hacer una travesía y llegué a hielo muy delgado que casi no se podía golpear. Afortunadamente encontré una fisura en la roca donde pude colocar un par de knife-blades que me dio Cecilia.
Continuó Cecilia escalando el tercer largo, en el cual perdimos un IPhone con un montón de fotos dentro, fue una pena perder ese teléfono, pero debíamos continuar hasta terminar la escalada. En el siguiente largo las nubes me quitaban visibilidad, pero cuando las nubes se movieron pude ver la belleza del glaciar del otro lado de nuestra montaña.
El último largo lo escaló Cecilia y me aseguró desde la punta. En ese momento emocionante y efímero dimos un profundo respiro que significó el haber conseguido y completado el objetivo de nuestro viaje. Después de algunos rapeles nos esperaban Pablo y su cámara con unas tazas de consomé caliente.
Nombramos la ruta “Haka Dance”. 190m, III, WI4+, M5. Buil & Foord. Esta fue para mí una fuerte y honesta experiencia, donde hice nuevos amigos y donde aprendí que la mente debe estar tranquila para una vez llegado el momento, podamos vivir la aventura en busca de nuestro objetivo.