¿Que por qué escalo?
Por Luis Guajardo
¿Que por qué escalo? Porque amo escalar, me apasiona. Porque pocas actividades me llevan a ese estado de atención en el que por instantes siento cada fibra muscular, cada hueso, cada pequeño pedazo de piel en la yema de mis dedos, cada callo de mis pies, cada pulsación en mi corazón, cada respiro cortado por el cansancio; instantes en los que escucho todas las voces en mi cabeza, murmurando, gritando, haciendo cualquier cosa para hacerse presentes: “esa no era la pisadera”, “el pegue pasado ibas más fuerte”, “hoy te siento muy cansado”, “ese agarre lo sentías más grande la semana pasada”, “el asegurador está platicando y no te está poniendo atención”, “vas bien sólido”, “seguro te vuelves a caer en el crux”, “están bien sebosos los agarres!”, “ufff que buen agarre”, “ya no aguantas los zapatos”, “¡más cuerda chingado!”, “si te caes el vuelo va a estar bien feo”, “¡tenso!” “acuérdate de sacar ese pie”, “que ya se vayan esas personas que están tomando fotos por favor”, “debiste ir al baño antes de subir”.
…¿de donde salieron tantas voces y quien les dio permiso de opinar? ¿Acaso no pueden dejarme solo unos 5 minutos?
“CARAJO, QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO AQUÍ TREPADO?”, “¿por qué no puedes ser normal, ver fútbol o cualquier programa irrelevante los domingos, levantarte tarde y quedarte en tu casa?”
¿Que por qué escalo? Porque súbitamente todas esas voces desaparecen y entro a un estado de contemplación en el que, por un momento, me olvido de esta vestimenta diaria a la que llaman cuerpo y esta computadora a la que estoy conectado conocida como mente. Es un momento en el que todo fluye sin siquiera pensar, en donde no razono, no siento, no decido, solo escalo, mecánicamente, intuitivamente, irracionalmente. No hay distinción, no hay separación, no hay duda, no hay imposibles… no hay.
¿Que por qué escalo? Porque pongo mi vida -literalmente- en manos de otras personas, porque me ayuda a entender el sentido de la amistad, el compañerismo, los lazos (y cuerdas) que nos unen a las personas. Porque me ha llevado a conocer a muchos de los mejores amigos de mi vida, porque me hace convivir con gente más loca que yo, porque me dio otra familia. Porque me recuerda que no estoy solo, que yo dependo de los demás, y los demás de mí, pero, al mismo tiempo, porque me enseña que cuando escalo estoy completamente solo, que el único que me puede hacer llegar arriba o me puede tumbar hasta el suelo soy yo.
¿Que por qué escalo? Porque me conecta a la naturaleza, me recuerda que soy parte de algo mucho más grande y me hace sentir como un pequeñísimo grano de arena ante la majestuosidad de las montañas. Porque la piedra me enseña lo que realmente importa, porque me habla al oído y me dice la verdad. Si escucho atentamente, clarito me dice que todas esas voces que estaban gritando no existen y nunca existieron, que yo las creé y solamente yo las puedo mantener vivas o quitarles de un golpe la existencia.
¿Que por qué escalo? Porque me ha llevado a conocer los lugares más increíbles en los que he estado. Porque me llena de asombro al ver, por un lado, los bosques y montañas más puros y solemnes, el hogar de águilas, cóndores y venados, donde la única música es la orquesta de chicharras y el fluir del agua, aunque, por otro lado están los ríos contaminados y llenos de basura, donde lo que habita son latas de cerveza, botes de plástico y vasos de unicel, donde las chicharras son silenciadas por el ruido estridente de las motos, el reggaeton y las cumbias. Aquí veo la inevitable y contrastante realidad: personas recogiendo basura que ni siquiera tiraron, y personas irónicamente tirando basura en frente de ellas. Me hace comprender que la gente solo dejará de tirar basura cuando sepa que está contaminando su propia y única casa, que se está envenenando a sí misma.
¿Que por qué escalo? Porque me enseña que todos somos diferentes e iguales a la vez. Que todos tenemos miedos y demonios, fortalezas y ángeles, anhelos, sueños, metas, pero que cada quien busca su beta, su forma de solucionar los problemas, su manera de enfrentar sus dificultades y el mejor camino para concretar sus proyectos. Porque me enseña que aunque alguien me diga paso a paso y agarre por agarre cómo hacer una vía, no me asegura que podré terminarla. Me enseña que posiblemente tendré que encontrar el método que mejor se adapta a mí y que no lo descubriré a menos que lo intente.
Porque cada reto es personal y mi único adversario son mis limitaciones autoimpuestas.
¿Que por qué escalo? Porque me muestra lo efímero de mi vida. Los esfuerzos, frustraciones, alegrías, lesiones, caídas, proyectos logrados, tristezas, preocupaciones, risas, y llantos terminan, pasan y seguirá pasando. El momento en que realizó una meta es el momento en que ya estoy pensando en la siguiente. Escalo porque me manifiesta que la vida no descansa porque no se cansa. Más aún, que la vida no tiene la opción de cansarse ni detenerse. La escalada me muestra la importancia y la trivialidad de cada segundo, cada respiro, cada movimiento. Porque para mí escalar es el lente por medio del cual se ve con más claridad la existencia.
¿Que por qué escalo? Mira, si a pesar de esto insistes en preguntarme por qué escalo, por qué el fanatismo, la locura, la obstinación, la enfermedad, el masoquismo, la terquedad de seguir aferrado a esa pared sufriendo, batallando, lastimándome, aprendiendo, gritando de dolor y alegría, dejando pedazos de piel y sangre en el camino, la verdad no te culpo.
Es más, te entiendo y te compadezco porque posiblemente no has comprendido el sentido de la vida.