Con pocas semanas de existencia, la Policía de Montaña ya puede verse rondando con regularidad diferentes parajes del Iztaccíhuatl. A diferencia del ambiente vivido durante julio pasado -mes en que ocurrieron tres casos de inseguridad-, ahora pareciera iniciar una nueva etapa para el montañismo en el Izta que deberá replicarse en otras zonas naturales. Este es un relato sobre la experiencia de convivir con la recién formada Policía de Montaña.
Policía de Montaña en el Izta, un día cualquiera entre colegas
Por: Paco Trad
Miércoles 5:00 de la madrugada, vamos de camino a la montaña que ha sido nuestro patio trasero desde niños, la volcana Iztaccíhuatl. Vamos felices de escapar de la rutina diaria pero no sin cierto nerviosísmo del clima y los temas de inseguridad de meses pasados. Sabemos que la policía del Estado de México hace guardias para proteger el turismo y a los visitantes que por distintas razones acuden a los pies de la Mujer Dormida, algunos son caminantes, amantes de la naturaleza, algunos van además de por el amor a estos paisajes, van a practicar algún deporte, pero finalmente todos van atraídos por este gigante ícono de la cultura mexicana.
Lo que sí sabemos es que los fines de semana el grupo de apoyo y respuesta inmediata Popocatépetl GARIP, tiene presencia y hace recorridos en las zonas bajas y altas. De lo que no estamos tan seguros, es que si durante el resto de la semana también están ahí apoyandonos con la seguridad. Vamos atravezando los distintos poblados para llegar cada vez más cerca de nuestro objetivo, hacer un ascenso veloz a la montaña, varios guías de montaña de distintos grupos ó empresas quienes finalmente somos colegas y camaradas de escalada, montañismo, cañonismo, etc. Ya llegando al poblado de Amecameca, nos damos cuenta que la presencia policiaca está activa desde las primeras horas del día, bueno es de esperarse que a media semana haya policías ya activos en la madrugada, pero una vez que pasamos los últimos poblados, percibimos que también sobre la carretera que sube a Paso de Cortés hay camionetas de la policía.
El recelo que los mexicanos normalmente tenemos sobre las autoridades, aquí se invierte para convertirse en un alivio al saber que estamos más seguros. Estamos en la montaña, aquí los tonos de gris se pierden y todo es más claro, más blanco o negro en cuanto a que nadie viene hasta aquí para hacerte daño salvo algunos cuantos que por mala intención o necesidad nos orillan a dejar de visitar ciertas zonas naturales.
En este miércoles como cualquiera, somos pocos en la montaña pero no sólo hay seguridad en la carretera y nos saludan, si no que ya en Paso de Cortés hay un grupo considerable del grupo GARIP de la policía Subdivisión de los Volcanes si no mal recuerdo por el logotipo en los escudos. Nos bajamos a registrarnos en las instalaciones del Parque y antes de entrar conversamos un poco con los comandantes y uniformados quienes parecen estar muy contentos de su puesto y el lugar al que fueron asignados. Apenas empieza las primeras horas de sol y estos elementos nos reciben con una actitud buena y amable. Nos extraña mucho que estén presentes incluso entre semana pero nos informan que de hecho el operativo no sólo es para la respuesta al riesgo volcánico si no que en apoyo a la seguridad de los paseantes, corredores y montañistas, es permanente y de horario corrido.
Seguimos nuestro camino hacia el paraje de La Joya y nuevamente nos encontramos con que ya están presentes con otra camioneta y varios de sus compañeros tomando el calor del sol. Somos pocos en la montaña, nosotros el grupo de amigos guías, un grupo de corredores, un par de ciclistas y los policías quienes nos acompañan en nuestro ascenso. Quizá nuestro paso sea un poco más rápido que el de los nuevos montañistas policías pero aun así, no los perdemos por mucho y van a buen paso.
El mito de que los policías son personas de mala condición física, aquí muy rápidamente se va a evaporar si siguen haciendo sus recorridos a más de 4mil metros sobre el nivel del mar.
Todos ellos, policías, son de la región y conocen la montaña desde niños al igual que nosotros, pero para ellos es una novedad subir tan seguido y hasta casi los 5 mil metros.
Finalmente, nos acompañaron hasta el refugio de los cien donde hicieron algunas exploraciones adicionales a los arenales bajos mientras nosotros ascendíamos hasta la cumbre y al regreso al refugio nos esperaban con infinidad de preguntas de la curiosidad que les surgió por conocer los restos de uno de los refugios que se encontraron en sus incursiones por la montaña.
Bajamos charlando y se aseguraron que fueramos los últimos en la montaña para retroceder ellos mismos hasta la Joya donde nos dimos un fuerte apretón de manos y un hasta la próxima como con cualquier otro amigo montañista.
Esta visita exprés, en contraste con haber estado presente durante la temporada de mayor inseguridad durante Julio de este año, me deja con un buen sabor de boca y con ánimos de pensar que México puede y debe cambiar desde lo más alto de uno mismo, en la montaña se concentra lo que vivimos en el resto del país y el mundo y un miércoles cualquiera, pasó a ser un miércoles en el que México cambió para bien.
Sí, qué pena que hayamos llegado a que la policía tenga que estar presente en nuestras zonas naturales más amadas, pero al menos en esta ocasión los policías eran uno más de nosotros, un puntito más en la montaña, vibrando en tonos positivos de armonía entre seres humanos y el resto de la naturaleza. Todos recogimos basura en la bajada, todos nos reímos, todos estuvimos a punto de caer de sentón y todos subimos y bajamos como amigos y montañistas. Esto fue una rebanada de México en las alturas, en el México que puedes lograr si te levantas temprano, haces las cosas bien y tus intenciones y acciones son buenas.
¡FELICES ESCALADAS!