El viernes 5 de junio hubo asaltos en una zona del Iztaccíhuatl considerada previamente segura. Es fundamental la prevención organizada de la comunidad montañista.
[dropcap size=big]D[/dropcap]e acuerdo a múltiples reportes en Facebook, incluyendo el de Agustín Tagle Urrutia, subdirector técnico del Parque Nacional Izta-Popo, 3 hombres armados con una escopeta recortada, una pistola tipo escuadra y un cuchillo “tipo Rambo”, asaltaron a dos grupos de montañistas el pasado viernes 5 de junio aproximadamente al medio día a unos cientos de metros del refugio Otis McAllister. Los delincuentes robaron objetos de valor, pero no hubo daño físico a las víctimas. El hecho se consideró “atípico” debido a que los viernes hay poca afluencia de visitantes en el Parque y porque los asaltos “típicos” ocurren a menor altura y más cerca de la zona de “La Cabeza”, alrededor del pueblo de San Rafael, lugar que, por cierto, se considera de riesgo para los visitantes desde hace más de una década.
“También comentan que el grupo de asaltantes regresó hacia el albergue y tomaron en dirección hacia la “izquierda” suponemos que en dirección hacia Chalchoapan o bien hacia Nexcolango, lo que nos lleva a pensar que son gente de los ganaderos de la zona y hasta posiblemente de los asaltantes de San Rafael.” -Agustín Tagle en su comunicado dentro del grupo Xtremers en Facebook.
De acuerdo con comentarios dentro del mismo foro y otros similares, se denunció el acto y se tomaron acciones que “no puede ser discutidas por el medio”, probablemente debido al riesgo de que los asaltantes conozcan estos medios de comunicación entre la comunidad montañista. Al momento no contamos con información respecto a un comunicado oficial emitido por el Parque.
A poco más de una semana del incidente, los ánimos iniciales de la comunidad montañista aparentemente menguaron en intensidad, probablemente a partir de lo “atípico” del caso, y de que, como se comentó en alguno de los cientos de aportaciones en los grupos, “fueron solo unas botas”. En contraste, la zona de San Rafael vivió hace algunos años asesinatos y violaciones, lo cual, en su momento, condujo a la formación de una “Alianza por la Seguridad en las Montañas” y a tomar acciones que sin duda ayudaron a que no se agravara la situación.
En mi opinión, hay un ángulo desde el cual este asalto no se puede considerar atípico en absoluto. Es posible que, en efecto, se trate de un caso aislado, pero, con base en la problemática de San Rafael y otras zonas como el Ajusco, también puede ser solo el inicio de una nueva situación de inseguridad en las montañas. La impunidad es una alfombra roja para la incidencia.
Por tal, es vital recuperar el trabajo realizado por la Alianza por la Seguridad en las Montañas y construir sobre ello para, desde nuestro lado, el de la comunidad montañista, contribuir a la seguridad de todos los visitantes a las montañas mediante acciones de protección personal y comunitaria.
El primer borrador del documento de Recomendaciones y Protocolo de Seguridad emitido por la Alianza, publicado en enero del 2014, señala, entre otras cosas, las siguientes recomendaciones:
- Salir en grupos y no separarse
- Evitar salir solo
- No publicar detalles de la salida en medios públicos
- Evitar o restringir lugares o rutas con alto índice de violencia
- Acampar en lugares seguros
- Comunicar a los participantes los puntos de reunión y planes de contingencia
- Contacto continuo o como se haya acordado con el Contacto de base
- Emplear mensaje de texto si la señal es débil o la batería baja
- No usar ropa militar o militarizada
- No llevar armas
- Evitar dejar valores en vehículos
El documento completo puede consultarse aquí.
Por otra parte, a partir del asalto del 5 de junio, Diego Montaño, una de las voces más frecuentes e informadas actualmente sobre la situación del montañismo en México, creó un documento base sobre el que se puede retomar la discusión. Entre sus propuestas se encuentran:
Ascensos coordinados entre diferentes grupos de montañistas para realizar vigilancia y cuidado mutuo (convocatorias de ascensos semanales, logística compartida para reacción, etc.)
Difusión en medios masivos de las actividades que toma la comunidad alpinista para su protección. Es una forma de desincentivar la percepción de “presa fácil” para los delincuentes.
La propuesta redactada por Diego puede consultarse completa aquí.
Por nuestra parte, quisiéramos aportar los siguientes comentarios y propuestas:
Comentarios:
1. Toda acción de la comunidad montañista deberá realizarse sin violencia. El empleo de armas o la organización de grupos de “caza”, además de estar fuera de la ley, pueden agravar el problema.
2. Se deberán apoyar las labores oficiales de investigación y persecución. En caso de ser víctima, siempre se deberá denunciar cumpliendo el proceso necesario.
Propuestas:
A. Ofrecemos crear y administrar un foro privado bajo registro a la comunidad montañista que se aloje en los servidores de freeman.com.mx y que funcione como canal de comunicación entre la comunidad. El objetivo es reducir el riesgo de filtraciones y concentrar la información en un solo lugar teniendo control completo sobre el sistema (a diferencia de los grupos de Facebook). La primera versión se puede consultar aquí: http://foro.freeman.com.mx. Este foro no tendrá mensajes promocionales ni publicitarios y deberá contar con moderadores surgidos de la propia comunidad montañista.
B. Uso de dispositivos rastreadores GPS en mochilas. En casos donde lo consideren necesario, los deportistas pueden optar por portar un rastraeador encendido dentro de la mochila, de forma que pueda ser buscada rápidamente en caso de robo. Se tiene también el beneficio de contar con un soporte en caso de accidente. Desde Freeman podemos negociar la adquisición con descuento en caso de que haya interés.
C. Crear una red de líderes de opinión y tomadores de decisiones que atraviese las diferentes actividades que se realizan en ambientes con riesgo de asalto. Esta red contaría con la participación de líderes de grupos ciclistas, corredores, montañistas y proveedores de servicios, por ejemplo. Los objetivos serán alertar de incidentes y organizar grupos de mayor poder de decisión e influencia.
La coyuntura en la que se encuentra el país es complicada en múltiples niveles -dentro y fuera de las montañas- que lo convierten en un problema sistémico profundo. Afortunadamente existen acciones reales que podemos realizar desde nuestra trinchera para contribuir a que las cosas cambien.
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