Mujeres valientes han desafiado límites en la montaña, rompiendo barreras en el alpinismo y la escalada. Sus historias inspiran el presente y abren camino al futuro
A lo largo de la historia, el montañismo y la escalada han sido dominios predominantemente masculinos. Sin embargo, numerosas mujeres valientes han desafiado estas normas, demostrando que la pasión y la determinación no tienen género. Desde el siglo XIX hasta la actualidad, estas pioneras han redefinido los límites en los deportes de aventura.
Conocer la historia de estas mujeres -o por lo menos de algunas- no es solo un ejercicio de memoria, sino una herramienta para el presente y el futuro. Saber de sus luchas y logros nos permite valorar el camino recorrido y entender que las barreras de hoy pueden ser derribadas con la misma pasión y coraje. Sus historias nos recuerdan que el outdoor es un espacio en constante evolución y que cada conquista femenina ha sido una victoria para la equidad, la inclusión y la libertad en los deportes de montaña.
Las primeras en desafiar las alturas
En 1808, Marie Paradis, una francesa sin experiencia previa en alpinismo, alcanzó la cumbre del Mont Blanc, la montaña más alta de Europa con 4,807 metros. Su motivación principal era mejorar su situación económica, esperando que su hazaña le brindara reconocimiento y mejores oportunidades laborales en Chamonix, Francia.
Décadas después, Annie Smith Peck, una estadounidense, rompió récords al escalar en 1897 nada más y nada menos que el Popocatépetl y el Pico de Orizaba, en México, a los 47 años. La cumbre del Pico de Orizaba fue el punto más alto del hemisferio occidental alcanzado por una mujer. Además de ser una destacada alpinista, Peck fue una ferviente defensora de los derechos de las mujeres, llegando a colocar una bandera con la inscripción «Votos para la mujer» en una cumbre menor del Coropuna en Perú a los 60 años.
Mujeres que revolucionaron la escalada
En la década de 1970, figuras como Bev Johnson y Sybille Hechtel comenzaron a destacar en un ámbito dominado por hombres. Johnson fue una de las primeras mujeres en escalar en solitario las rutas de El Capitán en Yosemite, y junto a Hechtel, lograron la primera ascensión femenina en la ruta Triple Direct, un ascenso de más de 900 metros.
Posteriormente, en las décadas de 1980 y 1990, la escaladora estadounidense Lynn Hill desafió las expectativas al convertirse en la primera mujer en escalar la vía Masse Critique (5.14a) en Francia en 1991 -de hecho, el escalador Jean-Baptiste Tribout le dijo que ninguna mujer podría escalar nunca esta vía y ella tuvo que cerrarle la boca como mejor supo hacerlo-. Su logro más destacado fue en 1993, cuando liberó «The Nose» en El Capitán, siendo la primera persona -de cualquier género- en lograrlo.
Otra figura emblemática es Catherine Destivelle, considerada una de las escaladoras más destacadas de todos los tiempos. En 1990, realizó una escalada en solitario en la cara norte del Eiger en los Alpes suizos, completándola en menos de 15 horas. Destivelle también dejó su marca en rutas extremas en los Alpes y el Himalaya, demostrando una habilidad y valentía excepcionales.

Latinas que rompieron paradigmas
En América Latina, las mujeres también han dejado una huella significativa en los deportes de montaña. Elsa Ávila hizo historia al convertirse en la primera mexicana y latinoamericana en alcanzar la cumbre del Everest en 1999. A pesar de las adversidades y de un entorno predominantemente masculino, Ávila abrió el camino para futuras generaciones.
Más recientemente, en México, Fernanda Rodríguez se propuso ser la primera mexicana en encadenar una ruta 5.14a y un boulder V10. A pesar de las dudas de su entorno, demostró que la determinación no tiene género.
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Otro ejemplo inspirador es el de las Cholitas Escaladoras de Bolivia, un grupo de mujeres aymaras que comenzaron su travesía en la montaña en 2015. Vestidas con sus atuendos tradicionales, han escalado diversas cumbres en América Latina y, en 2019, alcanzaron la cima del Aconcagua, enviando un poderoso mensaje sobre inclusión y diversidad en los deportes de montaña.

Pioneras en la ciencia y la conservación
El papel de la mujer en la montaña no se limita al deporte, sino que también abarca la ciencia y la protección del medio ambiente. La lista es larguísima pero no queríamos dejar de mencionar a Maria Gordon, reconocida geóloga y exploradora, fue una de las primeras mujeres en investigar la formación de montañas y placas tectónicas. En una época dominada por hombres, Gordon publicó más de 30 estudios y luchó por la inclusión de mujeres en el ámbito científico.
Por otro lado, activistas como Julia Butterfly Hill han demostrado que el amor por la naturaleza trasciende las cumbres. Hill vivió durante 738 días en la copa de una secuoya en California para evitar su tala, convirtiéndose en un símbolo del activismo ambiental y de la resistencia pacífica en la defensa de los ecosistemas.
Rompiendo límites en el alpinismo
Es imposible hablar de hitos en el montañismo sin mencionar a Edurne Pasaban. La española es reconocida como la primera mujer en coronar los 14 ochomiles, las montañas más altas del mundo. Este logro, alcanzado en 2010, la convirtió en una leyenda del alpinismo mundial y en una inspiración para muchas mujeres que sueñan con conquistar las montañas más imponentes del planeta.
La montaña es para todas
Las mujeres han tenido que abrirse paso en un espacio que durante siglos les fue negado. Sin embargo, su presencia en la escalada, el alpinismo y otros deportes de aventura ha transformado la cultura de montaña, demostrando que la fuerza, la técnica y la pasión no tienen género. Hoy, cada vez más mujeres conquistan cumbres, desafían rutas imposibles y exploran lo desconocido, inspirando a nuevas generaciones a soñar en grande y a creer que no hay límites para lo que pueden lograr.
El mundo del outdoors es un espacio de libertad, donde el esfuerzo y la perseverancia son los verdaderos protagonistas. Gracias a estas pioneras, y a cientos más que no hemos citado aquí, la montaña se ha convertido en un símbolo de igualdad, en un escenario donde cada paso cuenta, cada cima alcanzada es una victoria y cada mujer que desafía los límites es una fuente de inspiración para todas.
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