Javier Serratos se mantiene, a sus 43 años de edad, en la cima del grado nacional y se hace de su viejo proyecto Cruz Diablo 5.14c, en Jilotepec.
“No te rindas, aun estás a tiempo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje y perseguir tus sueños. Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento. Vivir la vida y aceptar el reto, desplegar las alas e intentar de nuevo. Porque ésta es la hora y el mejor momento” Mario Benedetti
Con este verso del famoso poema No te rindas del poeta uruguayo Mario Benedetti cierra Javier Serratos su publicación en redes sociales sobre el encadene a Cruz Diablo, de este pasado 8 de julio.
Se trata de la ruta ubicada en la zona de Jilotepec, que vio su primer ascenso por Steve McClure en el 2010 cuando se llevó a cabo el Petzl Rocktrip y un segundo por Mauricio Huerta, quienes la graduaron como 5.14c.
A los meses del primer encadene a Cruz Diablo, Javier Serratos, uno de los escaladores más fuertes de México y, sobre todo, de aquellos que se han mantenido en la cima de la escalada deportiva por décadas, probó esta ruta. A partir de ese momento y por casi ocho años, Serratos luchó física, pero sobre todo mentalmente para lograr encadenarla.
Finalmente, cuando menos se lo esperaba, Javi llegó a las cadenas de Cruz Diablo sin ninguna caída. Abajo, en el suelo asegurándolo, Quetza, su pareja, soltaba unas lágrimas de felicidad. Nadie, como ella, ha observado el proceso de Javi en Cruz Diablo.
«La primera vez que la probé fue a principios del 2011, antes de un viaje que hice a Cuba. Por supuesto, en aquél pegue no pude hacer muchos pasos, la vi lejos. Al volver, a mediados de ese año, comenzó a irme mejor. Al poco tiempo la dejé a una caída. Sin embargo, allí dio inicio un largo período de lucha mental.» – Javier Serratos
Si bien no fue la única ruta que Javier probó durante estos años, e incluso la dejó por largos meses, sí fue un proyecto que quería conquistar. En ese entonces no había mexicanos que hubieran hecho ese grado.
«Pero fue un reto mental. No importaba si hacía frío o calor, si estaba fuerte o cansado, siempre me caía en el mismo lugar. Claro, era el crux de la ruta, pero se había convertido en algo psicológico, un bloqueo fuerte.» – Javier Serratos
Con épocas en las que respondía a dos trabajos, clases y entrenamientos, y bajo un proceso de probar la ruta en completa soledad, Javier Serratos se enfrentó a uno de sus mayores retos psicológicos personales.
«Un poco antes de diciembre del año pasado la volví a probar con Miguelito, me sentí bien. Había estado entrenando mucho en el muro y haciendo fondo, dando incluso 13 pegues al día a diferentes rutas. También dejé Lujuria (5.14d) a una sola caída y eso me motivó y a la vez me puso nervioso, no quería abrir un nuevo proyecto antes de cerrar el ciclo de Cruz Diablo.»- Javier Serratos
Se trata de una ruta de una exigencia alta, con pasos muy a bloque y sumamente técnica. Cruz Diablo representa, incluso para Mauricio Huerta, la ruta más bella de todo Jilotepec.
«Probablemente le di entre 70 y 100 pegues dejándola a una sola caída. Era frustrante. Tantos pegues, tantos años, tanto ahí que ya se trataba de un agobio controlado. Después de meses de inestabilidad física -por unos mareos que padecí-, las pasadas semanas comencé a darle una vez más.» – Javier Serratos
Fue así cómo el pasado 8 de julio, y de manera inesperada, Serratos encadenó Cruz Diablo.
«Ya había conseguido caer más arriba del crux. El sábado fui con Hernán García a darle y me fue bien. Otra vez a una caída nada más.
Al día siguiente, el domingo, no teníamos pensado escalar. Estaba físicamente cansado, pero bueno, nos animamos a ir un ratito a Jilo. Tras calentar, me sentía agotado y descansé una hora. Finalmente decidí subirme a Cruz Diablo para cepillarla, pero iba escalando bien y cada vez me sentía más fuerte, así que continué.» – Javier Serratos
La persistencia dio sus frutos y Javier llegó a las cadenas de la ruta que también representa, para él, la más hermosa que ha probado.
«Después de un descanso activo decidí salir a los últimos dos bolts, donde todavía tiene un par de pasos. Me sentí más fuerte y desde ahí fue una lucha mental.
Cuando me faltaban ya sólo dos pasitos a la reunión le dije a Quetza: «pensé que esto nunca iba a pasar». Fue una sensación extraña, de que no te la crees. Esperé literal ese momento por tantos años que llegó cuando menos me lo imaginaba.» – Javier Serratos
El encadene del primer 5.14c de Javier Serratos, Cruz Diablo, un proceso de profunda soledad, un ciclo que abrió y que, desde el primer momento, se propuso cerrar. Una escalada que reafirma el estado físico del mexicano, quien en octubre hará 44 años, y que, a su vez, confirma que en la escalada, los límites los pone la mente antes que el cuerpo.