500 son las veces que Daniel Navarro ha llegado a la cumbre del Izta, un número en el que, lo que más cuenta para él, es «haberlo compartido con más personas».
Desde temprana edad Daniel visitó el Izta con sus tíos y abuelos. A los 15 años comenzó a hacer alpinismo más en forma. Con 19 años realizó su primer viaje a Perú en busca de montañas altas. De los 16 a los 19 años trabajó como voluntario en el Socorro Alpino de México.
Con 22 años de trayectoria en el alpinismo, Navarro se ha consolidado como uno de los más fuertes en este deporte. Durante años aprovechó cada temporada para ir a Perú y el Iztaccíhuatl vino a ser el lugar donde desarrolló su preparación deportiva.
Escalada en hielo, escalada deportiva y clásica, alpinismo técnico, esquí, Daniel ha probado diferentes disciplinas que lo han formado no sólo como un atleta polivalente, sino en una persona de montaña ávida de compartir su experiencia con los demás.
Este pasado domingo 8 de julio Daniel llegó por quingentésima vez a la cima del Iztaccíhuatl con un grupo de treinta personas, a quienes guió hasta la cima y que, por cierto, todos lograron encumbrar.
«Quería ir con un grupo grande; me la guardé para este fin de semana porque había treinta personas. Todos hicieron cumbre, estuvo muy chido.» – Daniel Navarro
Pero la idea de contabilizar el número de ascensos lo tuvo Daniel hace ya aproximadamente 16 años, cuando en una revista leyó que un alpinista había sumado 300 ascensos al Pico de Orizaba.
«Empecé a contar mis ascensos porque aquélla nota me inspiró. Si bien hubo una temporada que ya no conté, luego me encontré la libreta donde apuntaba las cumbres y continué sumando las del Izta. Los últimos seis ascensos me los empecé a guardar y a escoger con quién subía.» – Daniel Navarro
Finalmente, para Navarro, lo que realmente ha trascendido en sumar el número de ascensos que hasta hoy le ha realizo al Izta -y que probablemente constituya un récord mexicano-, ha sido el tiempo y las experiencias compartidas con la gente.
«Quería sumar las 500 veces logrando que el grupo completo de treinta personas llegaran a la cima. Lo logramos. Eso es lo más valioso.
Los logros personales son chidos, obvio, pero cuando son compartidos todo cuenta mucho más, la pasión cobra significado.
Ahora me gustaría llegar a las mil cimas, ¡imagínate lo que entonces ya habría compartido, una vida entera!» – Daniel Navarro