Detrás de cámaras: la hazaña tan extraordinaria que fue escalar 900m de altura sin equipo de seguridad, requirrió de otra hazaña fílmica igual de grande.
El viaje demente del sueño de Alex Honnold de escalar sin cuerdas ni equipo el famoso Capitán de Yosemite, una pared vertical de casi mil metros de altura, fue un verdadero reto fílmico para Jimmy Chin y Chai Vasarhelyi, directores de Free Solo, la película nominada al Óscar a Mejor Documental.
Ejecución perfecta o muerte segura. ¿Cómo lo hicieron Chin y Vasarhelyi para afrontar este objetivo a nivel psicológico, técnico y físico? Buscando, ante todo, no intervenir en dos prioridades: en la seguridad de Alex Honnold y en la integridad de su propia experiencia.
Free Solo en México: 22 – 28 de febrero
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El equipo correcto: capacidad técnica
Uno de los aspectos principales que tuvieron que considerar los directores fue juntar a las personas indicadas para poder realizar tomas en las alturas. El equipo debía estar conformado por camarógrafos que a su vez supieran realizar trabajos en las alturas.
Kilos y kilos de material fotográfico, kilos de equipo de escalada, sumada a la altura de la pared, horas de estar colgado de un arnés, saber maniobrar todo con una delicadeza extrema no sólo para capturar las mejores escenas sino para no intervenir en la escalada de Honnold, era un desafío que pocas personas en el mundo serían capaces de lograr. Este fue, sin duda, uno de los mayores retos para los directores.
-ENTENDIENDO FREE SOLO: ESTO SIGNIFICA SUBIR MIL METROS SIN CUERDA-
La mentalidad correcta
En Free Solo hubo un dilema ético para los directores: querer producir una película personal y conmovedora mientras sopesan la posibilidad de que puedan poner en peligro a Honnold en el proceso. ¿Es conveniente que estemos aquí? ¿qué tanto cambiarán las cámaras la dinámica de la escalada en alguna forma, por más pequeña que sea? Se preguntaron los directores.
Alex Honnold tuvo algo claro, no quería morir frente a sus amigos. Además, no está acostumbrado a realizar ascensos en solo integral con un equipo de camarógrafos persiguiendo cada uno de sus movimientos.
En la práctica de la escalada en solo integral hay un estado de presencia e inmediatez absolutos. No puede haber distracción, no puede haber pensamientos ajenos al siguiente movimiento. Ninguna decisión es intrascendente. O lo hace bien, o muere.
Así pues, los directores tuvieron que trabajar con un detalle técnico extremo en el que no existiera la posibilidad de que los camarógrafos intervinieran en su concentración. Midieron hasta el más mínimo detalle, incluso poniendo en riesgo la calidad de las tomas y no era para menos, un falso movimiento, una mínima distracción, y el final era fatal.
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