Sigue estos pasos y prolonga la vida de tu cuerda
A todos nos gustaría que la vida útil de nuestra cuerda fuera eterna, pero lamentablemente no es así. Lo primero es recordar que en términos generales existen dos tiempos de vida para cada producto: el máximo potencial y el real.
El primero suele ser especificado por cada fabricante y habla de un producto nuevo, aún empaquetado y almacenado correctamente. Aun así, este podría tenerse que desechar antes de su primer uso, ya sea por la caducidad señalada o por algún motivo que justificara dicha acción.
Por su parte, el tiempo de vida real no puede ser especificado, ya que depende de un sinfín de variables que lo hacen prácticamente imposible de determinar. Desde los usos y cuidados de cada persona, pasando por la regularidad e intensidad de uso y hasta el estado del resto del equipo con el que interactúa, entre muchísimas cosas más.
Hablando específicamente de las cuerdas, son también diversas las situaciones que podrían orillarnos a cortarla, unas más dramáticas que otras, pero de momento nos concentraremos en una positiva y eso solamente podría ser por uso. Poder escalar mucho es algo realmente bueno y su consecuencia es que el equipo tendrá que ser renovado con mayor frecuencia.
Advertencia
Lo ideal es que siempre te apoyes en personas con suficiente experiencia, que estén bien informadas e incluso que cuenten con algún tipo de capacitación formal para tomar decisiones sobre el equipo. Con la asesoría de una persona competente (así se le llama en el mundo profesional), podrías lograr prolongar la vida útil de tu equipo o en su defecto, desecharlo llegado el momento.
Los temas relacionados con la inspección de equipo requieren de profundizar en muchos aspectos, por lo que de momento solamente te daremos algunos tips para cortar correctamente tu cuerda, en caso de ser necesario.
Algunos de los síntomas más visibles suelen presentarse cerca de las puntas y podrás identificarlos incluso a simple vista, pero además podrás profundizar utilizando otros sentidos, como el tacto para sentir la consistencia de la cuerda, por dar un ejemplo. Una cuerda “despeluchada” o que ya es posible juntar al doblarla, es un candidato ideal para cortar a tiempo.
Una vez tomada la decisión correcta, necesitarás tener a la mano una buena navaja (preferentemente lisa, no dentada), un encendedor y tela adhesiva.
1.- Identifica el punto ideal para realizar el corte, aprovechando al máximo la longitud de la cuerda, pero sin escatimar. La idea es que la cuerda resultante sea 100% segura y funcional.
2.- Coloca la tela adhesiva del lado opuesto al que realizaras el corte. Hay quienes cortan a la mitad de la tela adhesiva y eso limita un quemado correcto.
3.- Una vez realizado el corte, “empuja” la camisa de la cuerda lo más afuera posible, intentando que la camisa sobrepase ligeramente el alma.
4.- Ve quemando poco a poco. Verás que la camisa empieza a rodear el alma. Humedece tus dedos en caso de ser necesario y ve dando forma. Puedes llegar a “moldear” un acabado casi de fábrica.
5.- Existen capuchones termoplásticos para los últimos acabados, pero a falta de ellos, solamente asegúrate de marcar correctamente la nueva longitud de la cuerda.
La tela adhesiva se terminará cayendo inevitablemente (recoge la basura), por lo que es muy importante que tanto tú, como las personas que suelen usar la cuerda estén perfectamente informados de la nueva longitud y no dejen de hacer sus nudos de back-up en los extremos.