Margarita Cardoso y Ana Isabel Durán buscan escalar los 750m de la gran pared en Esfinge, a 5000msnm de altitud en la Cordillera Blanca del Perú. Aquí la historia y video.
Por: Margarita Cardoso
La Esfinge es la gran pared por excelencia de los Andes peruanos, la más cercana a Cuenca; representa una escalada de aventura, para la que se requiere, además de buen estado físico, una buena logística.
La ruta, abierta en el 85′, es la línea más evidente, la primera vía de la pared equipada en el año de su nombre y probablemente la que cuenta con mayor número de repeticiones. Se trata de más de 700 metros de escalada tradicional en granito y de altura, alcanzando los 5000msnm.
La Esfinge siempre es una opción para nosotros los escaladores del sur. Tanto Ana Isabel como yo ya habíamos ido a este hermoso valle; Ana Isabel como ayudante de logística de otras expediciones y yo a escalar. A pesar de que está a más de 24 horas de camino en coche (desde Cuenca-Ecuador), nos aventamos el viajesón con el objetivo de ir a ese maravilloso lugar de la cordillera.
La idea de armar expedición al Perú siempre está ahí latente. En diciembre del 2017 pasé una temporada en Cuenca, visitando a mi familia. En aquél viaje por primera vez Ana Isabel y yo empezamos a escalar como cordada, a pesar de que somos amigas desde hace unos quince años, cuando conocimos la escalada. Habíamos subido montañas, trabajado juntas, salido de fiesta, pero nunca nos habíamos propuesto una escalada seria, solas, las dos.
En ese momento andábamos movidas emocionalmente y la escalada siempre ayuda en esos procesos, así que motivación no faltó. Antes de despedirnos -yo me venía para México y ella se quedaba en Cuenca-, le pregunté: ¿y ahora? ¿cuándo nos volvemos a ver? Nos quedamos pensativas y espontáneamente la repuesta fue: En el Perú, vamos a la Esfinge, ¡que chugchas! -expresión ecuatoriana que significa ¡porqué no!-.
Por su puesto no teníamos idea de en lo que nos estábamos metiendo, pero las dos le pusimos todo nuestro esfuerzo; conseguimos patrocinios, amigos de Ecuador que se sumaran a la expedición y que nuestros panas de Afuera Ecuador nos ayudaran con la producción del video. Se compaginó todo tan bien, que no había manera de que nos echáramos para atrás.
Habían varios factores que nos ponían un poco nerviosas, a mí, en lo particular, el hecho de que estaba viviendo en México y no haber llevado un entrenamiento enfocado al objetivo (cero alta montaña y mucha escalada deportiva), Ana Isabel, por su parte, tenía nula experiencia en gran pared y poca en escalada tradicional. Además, las distancias imposibilitaron que entrenáramos juntas. Sumado a lo anterior, y como verán en el video, unas semanas antes a Ana Isabel le detectaron una segunda hernia lumbar -de la cual yo no me enteré hasta que nos encontramos en el Perú-, pero a fin de cuentas las cartas ya estaban puestas sobre la mesa.
Hay cosas que no se muestran en el video. Por ejemplo, el detalle de que sí o sí teníamos que llegar a la cumbre, porque quienes nos filmaban solo subieron con una cuerda y nosotras también, y para el rápel se necesitan dos idealmente.
Una vez en la cumbre Ana Isabel se sintió mal, le dio hipotermia, tos intensa, un mal de altura muy avanzado, probablemente un principio de edema pulmonar; debíamos bajar lo más rápido posible, pero no encontramos el rápel; estuvimos a punto de montar rapeles improvisados y abandonar todo el equipo en la pared, intentamos guardar la calma y finalmente lo hallamos. Fue una jornada larga, y una lección de vida inolvidable.
Lo que esta filmado en el siguiente video es tan solo una parte pero expresa muy bien la extraordinaria experiencia que vivimos.