Consigue que el 2017 sea un año de propósitos cumplidos
La mayoría de las personas solemos recibir el año nuevo con una larga lista de propósitos (incluidos los que hasta por cuarta ocasión decimos “éste año sí lo cumplo”), los cuales generalmente nos planteamos durante las últimas horas del 31 de diciembre, ya entrados en la nostalgia del año que se va y con la motivación de recibir el que se viene.
El pacto se cierra con la siempre apresurada degustación de las uvas, que nunca nadie sabe cuándo empieza y cuando se supone que ha terminado, aún nos quedan de dos a tres uvas en el vaso. En fin, que esos últimos segundos del año suelen ser caóticos y al momento de los abrazos es probable que ya hayamos olvidado un par de los propósitos hechos minutos atrás.
Entre escaladores sabemos que nunca faltan los más solicitados, como el típico “este año seré más disciplinado”, pasando por el “este año llevaré una planificación de entrenamiento” y hasta llegar al inevitable “este año sí encadeno”. Cada uno hecho de todo corazón, pero generalmente también con corta duración, porque apenas llegado el primero de enero comenzamos a repetirnos el “mañana empiezo”.
Y con el “mañana empiezo” podemos llegar a principios de febrero, fecha para la cual entre los dos o tres recalentados, la rosca de reyes y los tamales de La Candelaria, los propósitos ya se han transformado en un “necesito bajar un par de kilitos”, seguido del ahora “mañana empiezo la dieta”.
Pero el problema no está en los propósitos, sino en el planteamiento original de los mal nombrados “deseos”, empezando porque al llamarlos así no sólo los alejamos del plano real, sino que pareciera que depende de alguien más el que se hagan realidad.
La buena noticia es que aún estamos a tiempo de replantear algunos de nuestros propósitos hechos hace un par de días con la finalidad de que lo antes posible pasen de la “wishlist” a la “checklist”. Hay muchas formas para hacerlo, pero comencemos dando los tres primeros pasos.
El uno, dos, tres…
1.- Divide y luego suma: que es algo parecido a “one step at a time”. Para cada gran propósito pongamos un par de propósitos menores, que sean más fácilmente alcanzables y que sirvan a su vez de preparación para conseguir esa gran meta. Es algo como tener objetivos a corto, mediano y largo plazo, en donde estos últimos son la cereza del pastel.
Ejemplo: Me gustaría escalar “Sendero Luminoso”, por lo tanto, primero debería realizar diversos multilargos de menor dificultad y altura para ir ganando experiencia y kilometraje. Comenzaré por hacer cosas en Bernal o El Chico y posteriormente haré rutas de mayor nivel y altura ya en Potrero. Todo será un proceso de preparación para el objetivo mayor.
2.- Transfiere: haz que tus entrenamientos sean trasferibles a los objetivos planteados y de esa manera verás que el avance para su realización es notorio y efectivo. Recuerda que entrenar “mucho” no es igual a entrenar “mejor”.
Ejemplo: Si quieres encadenar “Matanga” en la cueva de El Arenal, de poco te servirá hacer series de bloques cortos en regletas diminutas. Y, por el contrario, si tu objetivo es el bloque de “Fusión” en Bernal, no gastes tu tiempo y tu piel haciendo largas travesías o series de 50 movimientos en agarres grandes. Entrena inteligente.
3.- Actúa: Today is the day. Desear las cosas solamente posterga su realización, por lo tanto, debemos cambiar el “deseo hacer” por un ¡Voy a hacer! Cuanto antes pongamos manos a la obra, más rápido estaremos en camino a realizarlas.
Ejemplo: En lugar de pensar que sería bueno llevar un entrenamiento planificado, investiga y acércate a alguien que pueda ayudarte a entrenar de forma más efectiva. Con un poco de paciencia y disciplina verás que los resultados serán favorables. Y por qué no, con algo de suerte verás que en pocos meses consigues el avance que no habías logrado en años.
Que tengas un 2017 lleno de propósitos cumplidos… ¡Felicidades!