El gobierno mexicano es corrupto, lo sabemos. Y no solo por experiencia propia, lo dicen indicadores internacionales, pero, ¿funcionan los mecanismos de transparencia existentes?
Para empezar ¿qué es y que no es la transparencia? Es la disponibilidad de información pública para todo el que la solicite, haciendo uso del derecho fundamental de acceso a la información. La idea es que dicha información esté disponible en medios accesibles (internet, uno de ellos) o que cada quien la pida haciendo una solicitud rápida y gratuita a los órganos del gobierno que la tienen.
¿Qué no es? No es una vía para combatir actos ilegales o litigar controversias, pues para eso hay juicios en el Poder Judicial (en las vías civil, laboral, administrativa y penal). Digamos que la transparencia sirve para conocer la información gubernamental tal como está; si la información es errónea o evidencia un acto ilegal, es otra historia.
En teoría, en México hay un órgano que garantiza que la transparencia exista y justo ahora se llama INAI (le han cambiado el nombre como 3 veces). Ello no significa que sea un ente concentrador de toda la información del país. Si tienes curiosidad, debes buscar o pedir en cada oficina del gobierno la información de tu interés y si la respuesta que te den no te satisface o de plano no te contestan (sucede a veces) entonces puedes interponer un recurso de revisión ante el órgano garante (el INAI, si tu solicitud atañe a la federación) para que resuelva sobre si la información debe entregarse o no. No se trata de algo complicado en demasía. Pongámoslo así, si estas leyendo esta nota entonces tienes a tu alcance todas las herramientas para recurrir.
¿Funciona siempre? La verdad es que no. Como todo sistema es perfectible. A veces la información que quieres conocer es reservada (así que olvídalo, no conseguirás los planos de la casa del presidente), confidencial (tampoco obtendrás el expediente clínico de Peña Nieto) o a veces recibirás un acta que dice que lo que quieres no lo tienen; eso se llama inexistencia y es a la fecha el artilugio más socorrido de la opacidad y de los corruptos.
¿Y a mí, de qué diablos me sirve? Casi todos los ciudadanos nos enfrentamos a situaciones en las que conocer y utilizar información pública nos sería conveniente. Vamos a cerrar esta pieza con algunos tips de información que podrías pedir para conocer qué hace (o deja de hacer) el gobierno por ti o simplemente sólo para que te enteres del chisme (sí, ¡es tu derecho!):
Puedes pedir…
-El presupuesto ejercido para la compra de patrullas y equipo táctico en tu localidad. Eso se lo debes pedir a la secretaría de seguridad pública o comisión de seguridad ciudadana de la entidad donde vives.
-Los documentos de los que se desprendan los programas sociales que están enfocados a fomentar el montañismo o el alpinismo. Intenta con la CONADE y también con la SEP (y cuéntanos qué te dijeron).
-Los comprobantes de gastos de todos los viáticos asignados en los últimos tres años a los servidores públicos que mejor (o peor) te caigan. Te sorprenderás con lo que encuentres. Obviamente eso se lo debes pedir a cada una de las dependencias donde dichos sujetos trabajen.
-Las quejas que recibe la oficina de la Delegada por el trabajo del city manager Arne aus den Ruthen Haag y su uso del Periscope. Esa solicitud la debes hacer a través del mecanismo de transparencia local de la CDMX.