TOKA la escalada, SIEMBRA la escalada
Cambia la forma, la esencia continua
[dropcap size=big]E[/dropcap]n algunas ocasiones, cuando hay tanto que decir resulta más complicado saber por dónde comenzar. Y es que la historia de TOKA no comienza hace poco más de tres años, la realidad es que tiene su origen mucho tiempo atrás, desde los tiempos en que todo lo que buscabas solamente lo podías encontrar en la roca. En México prácticamente no había tiendas especializadas, no había muros artificiales, no había muchas zonas de escalada y tampoco muchos escaladores (ni celulares, ni WiFi y menos WhatsApp), pero eso sí, había tanto entusiasmo y gente con grandes sueños como ahora.
En ese tiempo tampoco era posible salir todos los días al cerro y aunque la cantidad de roca existente era la misma, el nivel de desarrollo era significativamente menor. No había 1er y 2do Dínamo, menos aún el 4to y medio; no había Cueva del Penitente y tampoco Jilotepec; ni Potrero Chico, ni Guadalcazar; tampoco Chonta o los bloques de Mineral; tampoco Peñoles y qué decir de Ixcatán. La roca ahí estaba pero el desarrollo ha ido llegando a cuenta gotas. De ahí la necesidad de pensar en nuevos sitios para escalar y entrenar.
En mi caso fueron dos principalmente, un muro natural de unos 15 metros de altura por menos de ancho al que mis amigos y yo conocíamos como “El Cañoncito” o Madín y que después alguien bautizó como la Piedra del Sol. Prácticamente diario subía en mi bici a hacer algunas travesías, cada vez intentando eliminar más agarres y pisaderas para que siempre fuera un reto. Después fue necesario seguir subiendo la dificultad y la altura, sin meditar que una caída de más de 5 ó 10 metros podía ser fatal (afortunadamente nunca caí). El otro sitio fue mi primer muro artificial, una tabla de 1.22 por 2.44, con unos 60 grados de inclinación y con muchos más T-nuts que garres, situada en el cuarto de lavado de casa y aunque parezca tonto, las caídas ahí podían ser tan peligrosas como en el Cañoncito. Pasé años paseándome por las regletas de Madín y por los 15 agarres del muro.
Afortunadamente todo ha ido evolucionando y durante los últimos años de manera casi estrepitosa. Hoy es posible encontrar muros en el país de Norte a Sur y de Este a Oeste, todos únicos y todos valiosos; pero eso sí, quien piense que poner un muro es el camino fácil para “vivir de la escalada”, en mi opinión está terriblemente equivocado. Un muro si bien representa una oportunidad, antes que eso implica una gran responsabilidad. La gente que se acerca por primera vez (o no) a la escalada va en busca de muchas cosas y es nuestra obligación mostrarles como éste deporte te puede cambiar la vida de una manera positiva. Y eso aunque parece fácil, requiere de un alto compromiso por parte de nosotros. Es como la escalada misma, un camino divertido pero lleno de retos.
Como usuario de muros por muchos años siempre pensé que las cosas podían ser diferentes, sobre todo mejores. De ahí crece la idea de poner un muro, que aunque fuera pequeño (muy pequeño) lograra uno de sus objetivos: acercar más gente a la escalada y acercarnos más como escaladores. En los 70 metros cuadrados de TOKA, acercarnos los unos a los otros resultaba sumamente sencillo, no había ni para donde huir. Y espero no equivocarme pero creo que además logramos muchas otras cosas, como generar comunidad entre los escaladores y junto con otros muros demostrar que no estamos los unos contra los otros, sino por el contrario. Si bien la escalada es un deporte que lleva implícita la competencia (unos dirían la sana competencia), es un deporte que lleva aún más implícita la convivencia.
Hoy, después de más de tres años de esfuerzo permanente, TOKA la escalada crece y evoluciona. Nuestro espacio se cuadriplica y esperemos que el impacto de un lugar más amplio nos ayude a seguir creciendo y poder llegar a más gente y por supuesto, tener una aportación aún mayor a la escalada.
Dicen que todo llega a su momento y en nuestro caso ha sido así, sin prisas, sin adelantar lo que no se puede y sobre todo sin pretender ser algo que no somos. Seguiremos fieles a nuestros principios, a nuestra filosofía y a nuestros sueños. Para eso hay que hacer caso a la frase de “las manos en la roca, los pies en el suelo”, pero sin dejar de soñar, sin dejar de creer en nosotros mismos y sin olvidarnos que en ésta historia de crecimiento lo más importante son ustedes, nuestros clientes y amigos. Sin ustedes y el apoyo de nuestras familias TOKA la escalada solamente sería un sueño.
No podemos prometerles que el nuevo espacio será gigante y de cualquier manera no es nuestra intención. Lo que buscamos en TOKA no es un lugar grande, sino un lugar grandioso y eso… eso si se los podemos prometer. Nos vemos pronto en el nuevo TOKA, en otro muro o en la roca.
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