Escalar en solo integral es, para la inmensa mayoría de seres humanos, una imprudencia. Pero verlo en el cine es una experiencia que vale la pena, y más de lo que imaginas.
La siguiente nota la entenderás mucho mejor después de ver Free Solo. No, no te preocupes, no es porque aquí se realice algún tipo de spoiler, pero ya te podrás imaginar cómo te sudarán las manos con las tomas de Alex Honnold a mil metros de altura, en medio del Valle de Yosemite.
Para poder realizar lo que hizo Honnold en el 2017, es decir, escalar la ruta Freerider de más de 900 metros de altura sin cuerda ni ningún tipo de equipo de seguridad, se debe tener una cabeza fría, una capacidad de concentración extraordinaria, un manejo de las emociones fuera de lo común, un trabajo interior cercano al de un budista perdido en las montañas, una seguridad y confianza en ti mismo parecido al de tu héroe preferido, un alma invencible tipo la de un samurai o guerrero del mejor cómic de la historia y la lista continúa.
Seguramente quien no ha tenido la oportunidad de probar la escalada en su vida (ya sea deportiva, de bloque, multilargo o en cualquiera de sus modalidades en las que el equipo de seguridad no falta) le sudan las manos en cualquier escena de película en la que el escalador se encuentra a decenas de metros del suelo.
Pero en Free Solo hay algo que le sucede hasta al escalador más veterano y experimentado: mientras ve cómo escala Alex, no sólo las manos comienzan a sudarle, el silencio lo atrapa y el corazón comienza a latir más de prisa, de tal forma que lo único que puede pensar es: ¡no puedo cree lo que mis ojos están viendo!
Solo integral: perfección o accidente fatal, excelencia o muerte, ejecución soberana o fin de la vida. No hay más. Este tipo de escalada está hecha para realmente muy pocas personas en el mundo. Por lo pronto, eso sí, vale la pena disfrutarla en la pantalla grande.
Free Solo en México: 22 – 28 de febrero
Horarios diversos. Consulta cartelera.
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