La Revolución pacífica de Los Dinamos
Al sur de la Ciudad de México, específicamente dentro de la delegación La Magdalena Contreras se encuentra el parque de Los Dinamos, el cual alberga una de las mejores zonas de escalada del país. Nos referimos al Segundo Dinamo.
Increíble toma de drone publicada por Ly Liana en redes sociales, con mención a crédito de Miguel Angel Sicilia.
A pesar de que en Los Dinamos ya se escalaba desde mucho tiempos antes, particularmente en el Cuarto Dinamo, mejor conocido en el medio como “La Coconetla” (o Acoconetla), no fue sino hasta principios de los años 90´s que comenzó el desarrollo de nuevos sectores deportivos, entre ellos y primero que nada, el ahora coloquialmente conocido como “El Segundo”.
Este nuevo sector vio nacer sus primeras rutas a manos de unos cuantos armadores visionarios (y un tanto revolucionarios) de la época, quienes decidieron salirse de lo establecido, no por una dictadura, pero sí por quienes dictaban los pasos a seguir en aquellos tiempos.
Armados con taladros y sueños de libertad, partieron en busca de nuevos lugares para desarrollar la escalada y aunque estas acciones eran consideradas casi un acto de rebeldía, de alguna manera la escena se ha venido repitiendo a través de los años, con sutiles cambios y diferentes personajes, pero con una causa común.
Poco a poco se fueron sumando manos al desarrollo de la zona, expandiendo el sector a lo ancho y a lo alto, hasta ser considerado hoy en día como una de las zonas-escuela más reconocidas en el centro del país.
Y es que son pocos los que logran resistirse a sus delineadas paredes y a sus grandes clásicos como “Solaris” o “Bandidos del Río Frío”, “Paroxismo” o “Ataque Psicológico”, rutas que en poco más de dos décadas han visto pasar a cientos de escaladores de diferentes generaciones y nacionalidades, pero todos aferrados a un mismo sueño, el de no caer o el de hacerlo luchando.
Quien ha escalado ahí, sabe que nada se regala. Para liberarse de las cadenas o mejor dicho, del encadene, se debe luchar con toda las armas disponibles para conseguirlo y es bien sabido que aquí, en estos terrenos, más vale maña que fuerza.
Finalmente (y guardando las debidas proporciones), el sueño revolucionario y el del escalador que visita el Segundo Dinamo convergen en una misma lucha y en una misma ruta, la de “Socialismo o Muerte”.
¡Siempre hasta la victoria!