El ambicioso proyecto de alcanzar los mil metros de profundidad en una cueva fue conseguido por integrantes de la Asociación de Montañismo de la UNAM después de meses de planeación, recaudación de fondos, entrenamiento y la lucha física dentro del complicado sistema Huatla en Oaxaca. La conclusión del proyecto que te adelantamos aquí, nos es relatada por nuestro colaborador Arturo Alavez, quien tuvo contacto directo con el proyecto desde sus inicios.
Conquistan Espeleólogos Universitarios sima de un menos mil
Algunos miembros del grupo quedaron varados en la cueva por dos días sin comunicación.
Por: Arturo Alavez
Fotos cortesía: David Cilia y Lorenzo Ortíz
Un total de 23 espeleólogos de la Asociación de Montañismo de la Universidad lograron el reto deportivo de descender Li Nita, una cueva de más de mil metros de profundidad, en el sistema Huatla, Oaxaca.
Las exploraciones del Sistema comenzaron en los años 60 por espeleólogos americanos e ingleses, esta parte de la cueva cuenta con 1020 metros de profundidad y no había sido descendida en más de treinta años. Para los universitarios les llevó 12 días, nueve de armado y tres desinstalando los sistemas.
El desafío
La expedición comenzó los primeros días de abril, uno a uno, o en grupos, llegaron los espeleólogos a la comunidad de San Andrés Huautla e incluso hubo quien caminó 11 horas por la Sierra para tan importante cita e ingresaron por una de las 17 entradas del Sistema, que cuenta con más de 1500 metros de profundidad, así como una longitud de 64 kilómetros.
Ramsés Miranda Gamboa, líder del grupo expedicionario, explicó que hubo dos situaciones que comprometieron el proyecto: “la cueva es muy diferente a lo que esperábamos, por un lado, el nivel del agua era bastante alto y por otro existían rapeles que nos estaban considerados en la topografía, por lo que se ocupó más cuerda de lo esperado”.
Por eso, los grupos que armaron la primera parte retornaban por más cuerda de la que llevaban y la caminata era bastante difícil por el peso del equipo, pues debían pasar por meandros, pasos estrechos, desescaladas, gateras (progresión de arrastre) y pozas con bastante agua.
Se consideró armar los rapeles lo más alejados de las cascadas, lo que implicaba un poco más de tiempo, pero se ganaba mayor seguridad, por si el agua subía su nivel. Aunque tenían conocimiento de 25 tiros (rapeles) se tuvieron que colocar más de 35.
En la cota de los menos 500, la cueva se torna totalmente vertical con más de 200 metros de desnivel, seccionados de dos partes, justo pasando este punto se colocó un campamento para que reposaran aquellos que bajaron a más profundidad.
Y como en toda expedición siempre existen imponderables, la de los universitarios no fue la excepción ya que los sorprendió una lluvia inusual, que duró 12 horas. Dentro de la cueva estaban por parejas, ocho espeleólogos armando a diferentes niveles de profundidad, 350, 600 y 700 metros, y el nivel del agua aumento drásticamente, sabían que la única opción, en estos casos, es esperar en un punto elevado a que el nivel del agua decreciera, algunos esperaron casi 48 horas incomunicados, y se vieron obligados a racionar sus alimentos.
El desafío se agravó cuando los punteros no podían alcanzar la cota de los menos mil, pues había más agua de lo esperado. Hugo Salgado y Jonathan Martínez, quienes ignoraban que llovía, sólo notaban que el nivel subía así como la preocupación, pues tenían poco tiempo para armar el último rapel, tocar sima y volver a un sitio seguro.
No obstante, lo intentaron y a las 2:00 horas del 5 de abril lo consiguieron y después un grupo de seis espeleólogos realizaron el desarme de la cueva.
Satisfacciones
De esta manera, María de los Ángeles Verde y Alejandra López, integrantes del grupo que logró el reto, se suman a las pocas mujeres mexicanas que han alcanzado una sima de menos mil.
“Cuando íbamos bajando pensaba, ¿cuándo va acabar esto? Parecía interminable, pero cuando alcanzamos la punta fue muy emotivo. El desgaste físico fue imponente y el regreso fue muy exigente ya que volvimos cargando todo el equipo”, comentó Angie como le llaman sus amigos.
Por su parte, Alejandra calificó de emotivo alcanzar la sima: “Es difícil describirlo con palabras pues no se asemeja a algo que hay afuera, pero es una parte pequeña donde apenas cabíamos, es un sifón de metro y medio de ancho y con agua corriente. Fue un gran trabajo en equipo”.
Miranda Gamboa no ocultó la satisfacción por ver a su grupo salir de Li Nita con la meta, pero lo más importante, recibirlos sanos y salvos, por lo cual agradeció a la comunidad de San Andrés Huautla por el apoyo brindado, así como a todos los que hicieron posible la expedición.
Además de los mencionados los espeleólogos, participaron Gustavo Vela, Arturo Robles, Daniel Castro, David Cilia, David Tirado, Edgar Prado, Héctor Muños, Iván González, Jimena Forcada, Juan de Dios León, Lorenzo Ortiz, Matiss Castorena, Myriam Miranda, Tepeu Eldae, Ulises Rivera, Víctor Bravo, Vitza Cabrera y Sandra Vázquez.
Puedes conocer más del proyecto y tener contacto con la agrupación en su perfil de Facebook.