Vía: Manual Práctico de Reforestación, de CONAFOR.
La reforestación sustentable, un ejercicio urgente y fundamental que va más allá de plantar árboles arbitrariamente.
México es, como sabemos, uno de los países con mayor diversidad biológica del planeta Tierra (el 12% de la diversidad terrestre). De acuerdo a CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad), nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos, y el cuarto en anfibios y plantas. Además, aproximadamente el 50% de las plantas del país son endémica, es decir, exclusivas de nuestro territorio.
Pero México enfrenta un constante proceso de deforestación, pérdida y degradación de los ecosistemas, fundamentalmente por la demanda de terrenos para producción agrícola, ganadera, desarrollos urbanos y turísticos, lo cual representa un gran desafío ambiental.
Por ello, hoy más que nunca son urgentes los programas públicos y privados de reforestación. Sin embargo, la reforestación no se trata simplemente de sembrar árboles arbitrariamente, por más que se tenga una genuina disposición por ayudar y proteger nuestro planeta. Así pues, aquí van algunos puntos fundamentales para entender la reforestación sustentable y su adecuada ejecución.
Se contribuye al equilibrio ambiental cuando se conoce el rol e impacto individual, así como las acciones efectivas que cada quien puede tomar en su entorno inmediato.
La definición
El acto de reforestar es, en su sentido más general y de acuerdo a la Real Academia Española, repoblar un terreno con plantas forestales.
Sin embargo, la reforestación sustentable comprende algo más complejo; es un conjunto de actividades dentro de las cuales hay un proceso de planeación y estudio de campo, operación, control y supervisión de todos los proceso involucrados en la plantación.
Tipos de reforestación
En términos generales, hay dos tipos de reforestación: la urbana y la rural. La primera es la que se realiza en las ciudades para distintos fines. La segunda es la que se realiza en superficies forestales (donde había bosque, selva, entre otros), con la finalidad de recuperar su riqueza de vegetación.
Los pasos (planeación)
Los pasos para realizar una adecuada reforestación abarcan, entre otros:
Estudio de campo para conocer las condiciones del sitio, desde el suelo (fertilidad, textura, profundidad), clima, temporada de lluvias (la humedad es indispensable), flora, fauna, topografía, vegetación natural, historia natural (plagas, inundaciones, vientos y otros retos ambientales de la zona), entre otras.
Definir las especies que se plantarán (Germoplasma florestal de buena calidad), así como el vivero de procedencia, que no deberá estar más lejos que a 100km. Asimismo, escoger el medio de transporte para trasladar las semillas, plantas o árboles y la hora determinada para que no le dé el sol ni corrientes de viento fuertes a las plantas.
El diseño y método de plantación, preparación del terreno, herramientas y técnicas de plantación, así como los planes de supervisión.
Finalmente, la protección (ante animales, plagas, enfermedades, incendios, tala ilegal y hurto), el mantenimiento y el marco de evaluación son imprescindibles.
El aprovechamiento forestal sustentable es posible. La corrupción, la ignorancia y la indiferencia, sin embargo, son la plaga que mayor daño hace a nuestros bosques.
Reforestación no invasiva
Un aspecto importante es acercarse a los habitantes de la zona con la finalidad de reunir sus conocimientos respecto a su entorno, así como incorporarlos a todo el proceso de reforestación que se pretenda llevar a cabo.
Programas de reforestación en México
En México hay diversos programas, tanto públicos como privados, de reforestación. La dependencia pública encargada de atender lo relativo al tema forestal es la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).
Para el 2018 el Gobierno de México se puso como meta reforestar un millón de hectáreas con 200 millones de árboles por año. Las jornadas de reforestación siguen abiertas.
Reforestamos México es una asociación civil que trabaja en la protección y reforestación de los bosques y selvas de México y que constantemente busca voluntarios para sus programas de reforestación.
En la Ciudad de México, por ejemplo, hay un programa público de reforestación urbana que finaliza en el 2020.
Conclusiones
Plantar por plantar no es una solución ecológica.
Como se puede apreciar, la reforestación sustentable, es decir, aquella que permite satisfacer las necesidades actuales en torno al medio ambiente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras, es un proceso especializado que requiere de un conocimiento y estudio previo de la zona.
La reforestación, por más que parta de un acto bondadoso, genuino y en pro del medio ambiente, no es una solución en sí misma. Si no se realiza el estudio y la ejecución adecuados, al cabo de los meses los árboles mueren (lo cual implica un despilfarro de dinero). Reforestar con plantas y árboles ajenos al ecosistema donde se siembran trae serias alteraciones ambientales y desequilibrios ecológicos.
La reforestación bien hecha es, sin duda, una solución con grandes alcances ambientales. Sin embargo, hay que saberla hacer.