Durante los primeros días de septiembre se llevó a cabo la Semana de Montañismo UNAM 2015, uno de los máximos eventos del montañismo mexicano. En ese marco, Paco Trad tuvo la oportunidad de entrevistar a Ramón Espinasa Pereña, representante del mejor cañonismo mexicano, y uno de los participantes en el evento que llevó por título “Rompiendo límites”.
Semana de Montañismo UNAM 2015 “Rompiendo límites” Entrevista a Ramón Espinasa Pereña
Por: Paco Trad
En la segunda fecha de la semana de Montañismo de la UNAM, Rompiendo Límites, tuvimos la oportunidad de recorrer gran parte de la historia del cañonismo en México gracias a la conferencia anecdótica de Ramón Espinasa Pereña, geólogo, espeleólogo, explorador de cañones y barrancos, y actual Subdirector de Riesgos Volcánicos del CENAPRED. Ramón nos cuenta como dio el salto de la espeleología, su mayor pasión, hacia el cañonismo o barranquismo. Narra que una de las razones para tomar más en forma esta actividad de incursión en barrancos, fue que a su padre, Ramón Espinasa Closas, no le gustaban las cuevas, y que la exploración de cañones le era más atractiva por lo que decidió salir con su esposa Ruth y su padre a estas aventuras. Otra de las razones que con un gran sentido del humor nos daba Ramón, era que para el cañonismo, se descienden grandes distancias pero que al final, a diferencia de los sótanos y cuevas, no había que salir ascendiendo por el mismo camino ya recorrido. Como él mismo lo decía, al llegar al fondo de una cueva, apenas comenzaba la segunda mitad del recorrido, la más difícil.
Las anécdotas y fotografías que presentó Ramón tenían a carcajadas a un auditorio lleno. Su voz profunda contrastaba como una caricatura alegre con lo divertido de sus relatos. Entre lo más interesante de la plática de este auténtico aventurero sacado como de una época ya olvidada en libros empolvados llenos de héroes románticos, fue la línea de tiempo que tuvo que recorrer para completar uno de sus mayores logros: La barranca de Jamapa. Que baja desde el colosal Pico de Orizaba, serpenteando entre praderas de alta montaña, bosques de enormes pinos, cada vez más profunda, más estrecha y más comprometida.
Paco Trad: Ramón, cuéntanos un poco de ti. ¿En qué trabajas actualmente y cuales han sido tus actividades más recientes explorando cuevas, barrancos, etc?
Ramón Espinasa: Desde hace casi cuatro años trabajo en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), que forma parte del Sistema Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, donde me desempeño como Subdirector de Riesgos Volcánicos. Es donde se realiza el monitoreo del Popocatépetl, y de cualquier otro volcán mexicano que entre en actividad, como por ejemplo el Fuego de Colima, el Chichón, el Tacaná, etc.
En los últimos años hemos explorado varias cuevas en la región de Xalapa, en su mayoría tubos de lava, así como varios barrancos, en particular en la región de Tepoztlán, Morelos, así como en Guerrero y el Estado de México. También hace tres años participé en una expedición al Sótano de San Agustín, parte del Sistema Huautla en Oaxaca y que es la cavidad más profunda de México, con lo que cumplí una de mis ilusiones desde que me iniciaba en la espeleología, hace más de 30 años.
PT: Ahora, ¿por qué el salto de la espeleo al cañonismo? ¿Cuáles fueron las razones?
RE: Fueron varias. En primer lugar, a mí siempre me ha gustado la exploración, sea de cuevas, barrancos, ríos, etc. Sin embargo, por cuestiones escolares, primero, y de trabajo, después, mis posibilidades de hacer salidas largas, de semanas de duración, siempre han sido muy pocas, por lo que en realidad solo contaba con los fines de semana y puentes. Cuando yo me iniciaba había muchas posibilidades de explorar cuevas nuevas en un fin de semana desde el DF, pero claro, con el tiempo me las fui acabando, y hoy, para explorar cuevas vírgenes es necesario organizar expediciones de varias semanas de duración, mientras que aún quedan muchos barrancos por explorar que pueden ser visitados en un fin de semana.
En segundo lugar, a mi padre la espeleología nunca le pareció demasiado divertida, mientras que el barranquismo le gustaba mucho más, por lo que fue una manera de compartir la actividad con él, ya que se mantuvo activo prácticamente hasta su fallecimiento a los 80 años. Y ahora, a mi hija también le gusta, por lo que seguiré explorando barrancos muchos años. Pero ojo, eso no quiere decir que haya dejado la espeleo, que sigue siendo mi pasión.
PT: ¿Nos podrías platicar un poco sobre la Barranca de Jamapa? Pareció ser uno de los temas centrales y más interesantes de tu conferencia en la Semana de la Montaña UNAM.
RE: La barranca de Jamapa se forma en el flanco noreste del Pico de Orizaba y drena el deshielo del glaciar del mismo nombre, dando nacimiento al río Jamapa, uno de los más importantes de Veracruz. Explorarlo implicó numerosos intentos y varios años de esfuerzos, sobre todo por las condiciones alpinas, es decir, la temperatura del agua (4° C), a la que no estamos acostumbrados viviendo en un país tropical. Además, se trata del barranco más técnico que se ha explorado hasta ahora en México, por sus 36 cascadas y varias travesías.
PT: ¿Cuales han sido las cuevas y barrancos que más te han marcado y que hayan tenido un impacto en la exploración a nivel nacional y mundial?
RE: Son muchas, pues con 35 años de actividad es difícil escoger. Recuerdo el Sótano del Berro, al sur del Pico de Orizaba, que con 838 m fue, durante muchos años, la cavidad más profunda explorada por mexicanos. También disfruté muchísimo las exploraciones conjuntas que realizamos con espeleólogos británicos en la región de Cuetzalan, en la sierra Norte de Puebla, donde descubrimos varios sistemas de cavernas interconectadas, incluyendo el Sistema Cuetzalan, de 37 km de largo, el Sistema San Andrés, de 11 km, y la resurgencia de Alpazat, de 15 km. Todas estas cuevas forman un único sistema de drenaje y, espero, algún día se conectarán para formar uno de los mayores sistemas cavernarios del país. No puedo dejar de mencionar las exploraciones con espeleólogos de Quebec en el Sistema Tepepa, en la Sierra Negra de Puebla, también de casi 30 km de largo y 968 m de profundidad (a sólo 32 metros de la mágica cota de -1000). Y aunque no se compara con las anteriores, para mí fue mágica la exploración de la Cueva de la Escalera, el tubo de lava más largo de Veracruz, de 3 km de largo, pues en la exploración participaron mi padre (de 77 años entonces) y mi hija (que tenía 10 años).
En cuanto a barrancos, además del Jamapa y los otros que mencioné en la plática, tengo muy bellos recuerdos de las dos campañas que hemos hecho para explorar barrancos en la Sierra de Tepoztlán, Morelos, en la que ya hemos registrado cerca de 30 barrancos distintos.
PT: ¿Cuál es el futuro, según tu experiencia y visión, para la exploración tanto de cañones o barrancas y cuevas en México y el mundo?
RE: Pregunta difícil. Creo que el barranquismo tiene aún mucho campo para desarrollarse y las técnicas para realizarlo todavía están en desarrollo. En México la actividad todavía está en “pañales” y estoy seguro que faltan literalmente miles de barrancos por explorar en nuestras Sierras Madres (Oriental, Occidental y Sur). Además, creo que, entre los deportes afines al Montañismo, será de los más populares, puesto que no requiere tantos sacrificios como la alta montaña, la espeleo o la escalada, es esencialmente lúdico. Pero, por lo mismo, me preocupa la comercialización, he visto ya muchos grupos “turísticos” cometiendo imprudencias en barrancos por falta de conocimiento de las técnicas más modernas. Espero que el incremento en popularidad no desemboque en un incremento en accidentes.
Breve currículum de Ramón Espinasa Pereña:
En 1980 inició sus actividades realizando la ascensión a los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Citlaltépetl. En ese mismo año participó como miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas, de la que es actualmente presidente. Se inscribió en el CEMAC en 1982, y obtuvo su nombramiento de guía oficial en 1990 (Guía Oficial No. 231) y el de Socio Honorario en 2009.
Ha tenido actividad en casi todas las ramas del montañismo. En escalada en roca, en diciembre de 1985 realizó la primera escalada de la pared sur del Peñón Blanco de Covadonga, en Durango, de 500 metros de altura y hasta 5.10 de dificultad. Abrió también varias rutas en la Peña de Bernal, y es autor del libro “Peña de Bernal, Guía de Escaladas”, publicado en 2007.
Ha realizado también primeros descensos en kayak de los ríos Coyolapa en Veracruz, Nexapa y Malinaltenango en Guerrero y Apulco en Puebla.
La mayor parte de su actividad se encaminó a la espeleología, participando en la exploración de numerosas cavidades, entre las que destacan el Hoyo de San Miguel, la cavidad más profunda de Guerrero, con 455 metros de desnivel, y el Sótano de El Berro, que con 838 metros de desnivel es la cavidad más profunda de Veracruz, y que durante muchos años fue la cavidad de mayor desnivel explorada por mexicanos. También debe mencionarse la exploración de los Resumideros del Río Mixtlancingo, Gro., que por su gran caudal es una de las cavidades más técnicas del país.
Ha participado en numerosas expediciones internacionales a grandes sistemas cavernarios, realizando exploraciones en los Sistemas Cuetzalan y Tepepa, en Puebla, Tecolote y Purificación en Tamaulipas. Junto con su esposa Ruth Diamant fueron los primeros mexicanos en alcanzar el sifón del Sistema Cheve en Oaxaca, ocasión en la que ella logró ser la primera mujer latinoamericana en bajar a un -1000, y ambos los primeros mexicanos en bajar a un -1000 en México.
Con carácter más científico, ha dedicado importantes esfuerzos a la exploración, estudio y documentación de tubos de lava. Es autor del libro “Lava tubes of the Suchiooc volcano”, y fue el principal organizador del VI Simposio Internacional de Vulcanoespeleología, llevado a cabo en 2006 en Tepoztlán, Morelos.
Más recientemente se ha dedicado al barranquismo, participando en los primeros descensos conocidos de los barrancos del Chuveje y del Tigre, en la Sierra Gorda de Querétaro; el barranco de Temascaltepec, en el Edo. de México; el cañón del Río Tembembe, en Morelos; Machito de las Flores, en Guerrero, el Barranco del Jamapa, en Veracruz, que con 36 cascadas armadas es el barranco más técnico explorado hasta ahora en México, además de numerosos barrancos en la Sierra de Tepoztlán, Morelos. Es autor del libro “Tepoztlán, Guía de Barrancos”.
Geólogo y vulcanólogo de profesión, actualmente es Subdirector de Riesgos Volcánicos en el CENAPRED, donde se encarga del monitoreo del Popocatépetl, así como de otros volcanes activos del territorio nacional.
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