Temporada de incendios: aunque no seamos la causa principal, somos parte de la solución.
Es cierto: la mayoría de los incendios forestales en México no son causados por deportistas outdoors. Según la CONAFOR, las principales causas son:
- Quemas agrícolas mal controladas (35-40%).
- Actividades ilegales (tala, cacería, conflictos agrarios) (25-30%).
- Negligencia (colillas, basura, líneas eléctricas) (20-25%).
- Fogatas recreativas y actividades outdoors (5-10%).
Pero aquí el punto no es buscar culpables, sino asumir responsabilidad. Aunque nuestro impacto como comunidad outdoor sea menor, somos quienes más frecuentamos estos ecosistemas y, por lo tanto, quienes podemos marcar la diferencia entre la conservación y el daño.
El verdadero outdoorismo no se trata solo de evitar ser parte del problema, sino de activamente sumarse a la protección. Y eso implica:
- Eliminar por completo las fogatas (aunque «sean pequeñas» o «tradicionales»).
- Apoyar a quienes combaten incendios (brigadistas, comunidades, ONGs).
- Romper el mito de que «un fuegito no hace daño» en nuestros círculos.
Las fogatas no son inofensivas: destruyen el bosque desde sus cimientos. Las ramas secas, al quemarse, dejan de cumplir su función vital: enriquecer el suelo al descomponerse, reteniendo CO2 y nutrientes esenciales. Sin este ciclo, la tierra se empobrece, la regeneración se vuelve más lenta y el bosque pierde resiliencia.
Además, el humo contamina el aire y, ante cualquier descuido, una simple fogata puede convertirse en un incendio devastador. No hay fuego «pequeño»: cada fogata acelera la deforestación y pone en riesgo ecosistemas enteros.
«Pero si otros queman más, ¿por qué enfocarse en las fogatas outdoor?»
1. Porque los ecosistemas ya no aguantan ni un incendio más
No es una competencia de quién quema más. Los bosques mexicanos están al límite: sequías más largas, calor extremo y estrés hídrico los hacen vulnerables. Un solo descuido puede desatar un desastre.
2. Porque normalizar fogatas refuerza una cultura de riesgo
Si los outdoors «romantizamos» el fuego, damos permiso social para que otros lo repliquen. La prohibición de fogatas no es exageración: es necesidad.
3. Porque las comunidades locales pagan las consecuencias
Mientras algunos ven las fogatas como «ambiente camping», las comunidades rurales pierden cultivos, agua y hasta sus hogares por incendios. ¿Realmente vale la pena el «momento instagrameable»?

Cómo pasar de «no causar daño» a «actuar a favor»
1. Si vas a la montaña: CERO fogatas (sin excepciones)
- Usa lámparas solares o headlamps.
- Lleva comida que no requiera calentarse.
- Si hace frío, usa ropa térmica y sleeping bags adecuados.
2. Conviértete en aliado de brigadistas y comunidades
Los bomberos forestales y brigadistas arriesgan su vida por salvar bosques, muchas veces sin equipo suficiente. Podemos ayudar:
- Donaciones directas a brigadas. Conoce aquí cómo funcionan.
- Difunde en redes sociales y grupos sus necesidades (mochilas antiincendios, herramientas, hidratación).
3. Apoya a comunidades que protegen sus territorios
Muchos incendios se evitan gracias a guardias comunitarias y vigilancia indígena. Algunas formas de apoyar:
- Compra productos locales (evita el extractivismo turístico).
- Únete a jornadas de reforestación (busca colectivos como Reforestamos México A.C.)
- Respeta sus normas (si una comunidad prohíbe fogatas, acata sin cuestionar).
Reforestar no basta: hay que prevenir
Sí, la reforestación es clave, pero un árbol tarda décadas en recuperar lo que un incendio destruye en horas. Por eso, además de plantar, debemos:
- Presionar por políticas públicas (prohibición total de fogatas en Áreas Naturales Protegidas, sanciones reales).
- Educar a nuevos outdoors (comparte esta información en tus grupos).
- Dejar de ver el fuego como «parte de la experiencia».
Conclusión: el outdoors del futuro es solidario
No somos los mayores causantes de incendios, pero podemos ser los mayores aliados en prevención. Esto ya no es solo sobre «no hacer fogatas», sino sobre:
- Activar apoyo real a brigadistas.
- Aprender de las comunidades que cuidan estos territorios.
- Entender que la naturaleza no es nuestro parque de diversiones.
El verdadero espíritu outdoor se demuestra con acciones, no con fotos de fogatas.
